COOPERSTOWN, Nueva York – Los dos latinoamericanos exaltados al Salón de la Fama el domingo, el panameño Mariano Rivera y el puertorriqueño Edgar Martínez, realizaron de maneras diferentes sus discursos en el Clark Sports Center de Cooperstown.
Sin embargo, tuvieron algo en común: Ambos hablaron de manera extensa en inglés, un segundo idioma que tuvieron que aprender y que jamás pudieron haber imaginado dominando de esta manera—y mucho menos como miembros del Salón de la Fama—cuando iniciaban sus carreras en liga menor.
“Viniendo yo de Puerto Rico y Mariano de Panamá, no sabíamos nada de inglés, con la excepción de algunas palabras básicas”, dijo tras su discurso Martínez, quien al igual que Rivera incluyó una buena cuota de español en su presentación ante las miles de personas que asistieron al evento. “Yo no sabía cómo conformar frases. Fue toda una lucha la simple comunicación. Fue así durante años. Y aparte de eso, mi personalidad es algo reservada. Ése fue otro reto.
“Es increíble para mí pensar que, viniendo de Puerto Rico y criándome en un barrio bien pequeño, ahora estoy aquí tantos años después hablando en inglés frente a tantas personas”, continuó el ex estelar de los Marineros de Seattle, elegido en su último año en la boleta de la Asociación de Escritores de Béisbol de Norteamérica (BBWAA). “Uno nunca sabe lo que va a pasar en la vida. Para mí fue increíble, pero requirió de mucho trabajo. Estuve trabajando en eso durante meses”.
Esencialmente, Martínez leyó palabra por palabra un discurso preparado con lujo de detalles. En cambio, Rivera habló de una manera más improvisada, con algunos apuntes.
“Elegí hacerlo así porque a veces escribes las palabras, pero no suenen adecuadas”, explicó Rivera, el primer elegido de la manera unánime en la historia de la BBWAA. “Pero cuando viene de corazón, sale correcto. Mi intención siempre fue hablar de corazón”.
Rivera, el mejor cerrador de todos los tiempos en Grandes Ligas vistiendo el uniforme de los Yankees de Nueva York, tuvo una ventaja particular: “Cerró” los discursos del domingo, haciendo el suyo de último después de las de Mike Mussina, Harold Baines, Martínez, Brandy Halladay (viuda de Roy Halladay) y Lee Smith. En ese sentido, Rivera se sintió cómodo, como cuando hacía el último pitcheo de una victoria de los Bombarderos del Bronx.
“Ser el último siempre te da la oportunidad de pensar y ver a los demás, qué están haciendo”, dijo Rivera. “Ahora, en esta ceremonia de exaltación, pude ver lo que hicieron cinco personas. Me gusta estar en esa posición. Creo que estoy hecho para eso”.
Fuente: David Venn/MLB.COM