El virus no discrimina, pero su impacto sí. Más allá de la crisis económica y social, la pandemia es una crisis humana.
Según un informe ofrecido por la ONU, la respuesta y la recuperación al COVID-19 tienen que hacerse desde el respeto a los derechos humanos. El titular del organismo propone seis puntos que permitirán crear un mundo mejor.
En ese sentido, el Secretario General de las Naciones Unidas advirtió este jueves que la pandemia del coronavirus no solo es solo una crisis económica y social, sino que también representa una crisis humana que corre el peligro de convertirse en una crisis de derechos humanos.
Lo avisaba Antonio Guterres en un video que acompaña a la publicación de un informe que destaca cómo los derechos humanos pueden y deben guiar la respuesta y la recuperación del COVID-19.
En primero de los puntos que establece el informe, está orientado a la atención sanitaria, así como una respuesta equitativa y sin discriminaciones de ningún tipo. Incluye además la participación efectiva de los individuos.
En ese orden, el informe también plantea que las fuerzas del orden desempeñan un papel importante en la lucha contra la enfermedad y la necesidad de que los individuos puedan cambiar su forma de percibir la sociedad y la naturaleza misma.
Consejos y orientaciones
El sistema de las Naciones Unidas y muchos de los relatores especiales de la Oficina de la alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos ha elaborado una lista de consejos y orientaciones con este fin.
Entre ellos:
Utilizar el máximo de recursos disponibles a nivel nacional e internacional para garantizar la disponibilidad, accesibilidad y calidad de la atención sanitaria como un derecho humano para todos sin discriminación, incluso en diferentes no relacionadas a la COVID-19; y garantizar la protección del derecho a la vida en todo momento.
Garantizar que los paquetes de estímulo y otras respuestas para mitigar los efectos económicos de la pandemia se centren en las personas y apoyen adecuadamente a los grupos más afectados por la pérdida de sus medios de vida, y más en general a las personas y grupos sin acceso a las redes de seguridad social.
Velar por la seguridad de los ingresos y la asistencia social específica para las personas más marginados o vulnerables. Garantizar la disponibilidad de alimentos, agua y saneamiento, y una vivienda adecuada.
Asegurar que los planes de respuesta y recuperación nacionales y locales identifiquen y pongan en marcha medidas específicas para combatir los efectos del virus en determinados grupos e individuos, como los migrantes, las personas desplazadas y los refugiados, las personas que viven en la pobreza, las que no tienen acceso a agua y saneamiento o a una vivienda adecuada, las personas con discapacidad, las mujeres, las personas de edad, las personas LGBTI, los niños y las personas detenidas o en instituciones.
Garantizar que la información fiable y precisa llegue a todas las personas, poniéndola a disposición en diferentes formatos e idiomas fácilmente comprensibles, incluidas las lenguas indígenas y las de las minorías, adaptándola a las personas con necesidades específicas, como las personas con discapacidad visual y auditiva, y difundiéndola a las personas con capacidad limitada o nula de lectura, o que carecen de acceso a Internet y a las fuentes habituales de los medios de comunicación.