Un colectivo de evangélicos interdenominacionales, motivado por la situación que está viviendo el país, en donde resalta la injusticia, la impunidad, la corrupción y el irrespeto protagonizado por parte del sistema político partidista, además del descrédito que han ganado en los últimos años, nos condujo a organizarnos en un movimiento desde nuestra fe y nuestros valores para integrarnos en el activismo político e irradiar luz en medio de la tiniebla.
Obispo, Juan Pimentel
Creemos en Dios, pero tenemos un compromiso con nuestra nación, así como los profetas asumieron un compromiso social y político frente a los reyes que gobernaban en contra de los valores del Reino y oprimían al pueblo.
Tsunami Evangélico, somos un movimiento político evangélico que tiene como objetivo participar de forma activa en las tomas de decisiones del Estado para promover la equidad y justicia para todos, fundamentados en los valores de nuestro quehacer cristianos.
Tsunami Evangélico no representa a un concilio, denominación, confesión o grupo específico de evangélicos. Ni hablamos en nombre de todos los evangélicos en el país, sería una falacia. Representamos a un colectivo de evangélicos que se ha identificado con nuestra propuesta de cambio y liberación de la opresión generada por un solo partido. Este activismo es un derecho que le compete a todos los ciudadanos, de los cuales los evangélicos somos parte y no tenemos ningunas restricciones bíblicas para ello, además de que vivimos en un país democrático.
Este proyecto cuenta con unos 650 pastores y líderes distribuido en los 158 municipios que conforman la geografía nacional. A esto le sumamos una importante cantidad de líderes y miembros laicos en todo el país de diversos concilios, confesiones y denominaciones, los cuales se han identificado con nuestra propuesta y creen en la pertinencia de un cambio radical en la política tradicional que nos rige para que se consolide un gobierno para todos, no para unos pocos, ni para un partido.
“El Reino de los cielos se ha acercado” (Mateo 4:17), dijo Jesús, nuestro Salvador, es tiempo de que nos empoderarnos y asumamos este compromiso divino para que todos sean tocados.