La entidad se nutre de los fondos que cada miembro de la familia puede aportar, ya que han tocado las puertas del gobierno dominicano y no han recibido su ayuda.
Por Sonia Quezada
Niños y adolescentes carentes de oportunidades, entre ellos, huérfanos, deambulantes, víctimas de violencia y, que viven en extrema pobreza, son acogidos por Casa Ana, una entidad familiar, sin fines de lucro y, cuyo objetivo es lograr seres humanos capacitados y con un futuro mejor.
Creada en Azua, República Dominicana, desde el 2010 por la familia Marchena. Desde allí, 40 menores son apoyados con alimentación, estudios primarios, universitarios y diversos talleres. De este modo, contribuyen a su sano desarrollo y los aleja de la delincuencia y prostitución.
La presidenta de Casa Ana, Ana Marchena, expresó que su familia siempre soñó con un proyecto de gratitud a su pueblo, surgiendo esta idea educativa, que apoya a sus participantes en lo social, en lo moral, pero, sobre todo, en lo académico. “Al fallecer mi abuela, su casa fue habilitada para estos fines. Cuya sede está en New York y sus operaciones en Rep. Dominicana. La fundan mis tíos, y directiva compuestas por nietos y primos”.
Marchena enfatizó que, lamentablemente, no reciben ayuda del estado. Pese a eso, Casa Ana, ha tocado el corazón de muchas iglesias y dominicanos residentes en Estados Unidos, quienes aportan alimentos, artículos escolares, asistencia médica, terapia psicológica, ropa, actividades extra curriculares y de esparcimiento.
Además, cuentan con la ayuda de voluntarios de diversas partes del mundo, quienes, en su estadía, son albergados en las instalaciones de la entidad, ubicada en la calle Bartolomé Olegario Pérez # 81, Azua.
Necesidades
Ana Marchena destacó que los voluntarios, se enamoran de este proyecto, regresando a sus países, donde realizan actividades benéficas a favor de Casa Ana. También los participantes, cuyas edades van desde los 5 años hasta la adolescencia, realizan manualidades que es enviada a Estados Unidos y vendida en Ebay.
Con esta ayuda han podido salir adelante, pero, si contaran con aportación del gobierno y de la sociedad los pequeños recibirían mayor atención y podrían impactar a un mayor número niños.
Marchena dijo que “sería de gran ayuda que los comedores sociales de República Dominicana les facilitasen los alimentos a estos niños. Nosotros, le escribimos, al director del Plan Social, de la región Suroeste, de aquel entonces, y nunca nos contestaron. Otra cosa, es que, en nuestro país, muchas instituciones sin fines de lucro, pueden disfrutar de diferentes asignaciones legislativas, pero nosotros no hemos podido tener acceso a esos fondos. En ese sentido, no hemos tenido un trato igualitario”.
La presidenta de Casa Ana manifestó que con la pandemia del COVID-19 todo se transformó. “Nosotros solo tenemos 12 computadoras y todas las clases son virtuales. Son 40 niños, por lo que tienen que hacer turnos, por cuestiones de distanciamiento para poder cumplir con su programa escolar. Lo ideal sería tener igual número de computadoras y que una compañía nos facilitara el uso de Internet. Además, aboga porque instituciones universitarias donen algunas becas para los jóvenes, del proyecto, que hayan culminado su bachillerato”.
Han hecho un acuerdo con el Hogar de las Monjas Carmelitas, de Azua, donde han recibido seis niñas referidas por Casa Ana.
Ana Marchena expresó que trabajan por los niños, porque tienen derecho, a vivienda, a la salud, a la educación y a la libertad. “La idea de Casa Ana es lograr un ser humano integro, capacitado, de valía, comprometido con su comunidad y con su familia”. Para ayuda pueden comunicarse en Puerto Rico al 787- 607-4154