AP, RÍO DE JANEIRO. — Con un tanto de Ángel Di María en el primer tiempo y una férrea defensiva en el segundo, Argentina superó el sábado 1-0 a Brasil, en la final disputada en Maracaná, para conquistar su primer título desde que se coronó en la Copa América de 1993.
Lionel Messi era entonces un niño de 6 años. La falta de títulos con la Albiceleste para el crack que lo ha conseguido todo con el Barcelona se había convertido en un estigma durante una carrera por lo demás refulgente.
El silbatazo final en el Maracaná hizo que el astro cayera de rodillas, llorando. Eufóricos, sus compañeros lo lanzaron más tarde por los aires en medio de una celebración con tintes cinematográficos.
Argentina conquistó el certamen por 15ta ocasión, igualando a Uruguay como el máximo ganador. Brasil se vio impedido de su décima coronación, y fracasó por primera vez en el intento de ser campeón como local de la Copa América, tras lograrlo en 1919, 1922, 1949, 1989 y 2019.
Rodrigo de Paul se apoderó de un balón perdido por Renan Lodi y entregó desde detrás del medio campo un estupendo y largo pase a Di María, quien se libró apenas del fuera de juego, controló y tocó por arriba ante la salida del arquero Ederson a los 22 minutos.
El mediocampista del París Saint-Germain no había anotado en una final con la Albiceleste desde la final de la Copa Confederaciones de 2015.
Argentina hilvanó su décimo partido anotando en el primer tiempo y abriendo el marcador, incluidos siete en este torneo.
El gol de Di María destrabó una primera mitad en la que se habían presentado muy pocas oportunidades al frente. El forcejeo y el juego rudo que caracterizaron el arranque del partido quedaron reflejados en una tarjeta amarilla para Fred apenas a los 3 minutos por una dura falta sobre Marcos Acuña y en el pantaloncillo roto de Neymar, aparentemente como resultado de un tirón que le dio un rival.
Anonadada tras recibir apenas su tercer tanto en el torneo, la Canarinha fue incapaz de reaccionar en el Maracaná durante el resto de la primera parte. Un derechazo de Casemiro, que el arquero Emiliano Martínez contuvo sin problemas, fue lo único que generó.
Tite trató de romper el letargo en el descanso, al retirar a Fred por Roberto Firmino. Y a los 53, Brasil pareció conseguir el empate por medio del atacante del Everton, pero el árbitro uruguayo Esteban Ostojich invalidó por una posición adelantada.
Un minuto después, el grito de gol de Firmino quedó ahogado de nuevo. El arquero Emiliano Martínez le tapó un peligroso derechazo.
La claridad de esa aproximación contrastó con el caos que aquejó al ataque brasileño durante buena parte de un encuentro en que echó de menos a Gabriel Jesús, el delantero del Manchester City suspendido dos partidos a raíz de la patada voladora que propinó ante Chile en los cuartos de final.
Carente del brillo que lo había acompañado en cuartos de final y semifinales, Lucas Paquetá se retiró a los 76 minutos, sin que su reemplazo Gabriel Barbosa aportara más peligrosidad frente al esquema defensivo dispuesto por el estratega Lionel Scaloni.
El encuentro fue el único del certamen que se llevó a cabo en el Maracaná y el primero en que se permitió público. La alcaldía permitió la víspera un aforo de 10%.
No hubo sin embargo venta de entradas al público en general. Concurrieron espectadores invitados y acreditados por la CONMEBOL.
Antes del encuentro, el órgano rector del fútbol sudamericano informó que había detectado varias pruebas falsas y que impediría el ingreso a las personas que las presentaron.
Entre los dignatarios presentes en el estadio se encontraba el presidente de la FIFA Gianni Infantino. Pero nadie disfrutó más que alrededor de 2.100 argentinos, residentes en Brasil, quienes figuraron entre los espectadores que ingresaron y quienes atestiguaron la primera coronación de Messi en la selección con la que debutó en 2005.
El título inédito de selecciones para uno de los mejores futbolistas de la historia puso un cerrojo de oro a un torneo que se realizó en medio de la controversia.
La Copa América se aplazó un año por la pandemia que debió mudarse de último minuto a Brasil, luego que Argentina y Colombia quedaron descartadas como coanfitrionas.