Cuando nos llega un niño con diagnóstico de cáncer a consulta, ya de por sí la noticia es devastadora, imagínese tener que ser portador de tan mala noticia a los padres y al mismo niño, expresa la oncóloga radioterapeuta del Centro de Radioterapia Integral RADONIC, Dra. Lourdes Marmolejos.
De acuerdo a la especialista las primeras interrogantes que ocurren entre los padres son: ¿Tiene cura?, ¿Qué tan avanzado está?, ¿El tratamiento es costoso?, ¿Qué tiempo de vida tiene? ¿Cómo se lo explico a mi hijo? ¿Puede llevar una vida normal? son interminables las inquietudes, luego de que superas el shock.
Existen una gama de emociones y de inmediato viene la sobreprotección, atenciones y mimos hacia el niño, pero el trabajo en equipo es fundamental para el manejo infantil, cada personal médico y aliado juega un rol determinante, donde se entrelazan y complementan las terapias, señala la Dra, Marmolejos.
Cuando el niño llega a recibir la terapia, ya tiene cierta madurez de la enfermedad, en su mayoría ya han recibido múltiples esquemas de quimioterapia, cirugías y hospitalizaciones, se percibe algo de tranquilidad en la consulta, ya que se sienten que han pasado por todo y al ver que este tratamiento es diferente, les causa curiosidad y hasta se sienten súper héroes.