Por múltiples razones no nos detenemos a analizar lo que hacemos en nuestro día a día por nuestra salud emocional o nuestro crecimiento profesional o personal. Muchas veces sin proponérselo, el ser humano planifica su futuro mientras sin darse cuenta deja de vivir el presente.
Una vida con propósito no se trata de lograr cosas materiales. Consiste en vivir a plenitud, disfrutando de cada cosa que hacemos. Por extraño que parezca, me he detenido a rememorar algunas telenovelas, cuyos argumentos de finales felices siempre terminan en encontrar al hombre perfecto. Tradicionalmente, el hombre rico que se enamora de una chica pobre o viceversa. Es ahí donde inicia toda una aventura de historias entrelazadas cuyo final casi siempre es el matrimonio. Esto incluye algunas historias y cuentos infantiles. Muy infantiles diría yo.
Las historias que, a mi juicio, llevaron mensajes distorsionados a muchas jóvenes que soñaron encontrar un millonario como lo logró “María la del Barrio”, o un galán, heredero de una fortuna como “Marimar”, – dos protagónicos que de manera brillante interpretó Thalía-dejaron de ser convincentes, pues la realidad social plantean otra trama real: trabajar y estudiar para tener un mejor futuro.
En la actualidad, la vida es menos compleja de lo que parece. Aunque todos debemos ser productivos, lo más importante en poner amor a cada cosa que hacemos.
No importan las barreras, ni los tropiezos. Persistir y valorar los sueños, pues aunque por lo regular nos parezcan imposibles, sencillamente son tan valiosos que ameritan tiempo, esfuerzo y sobre todo paciencia. Saber esperar el tiempo correcto.
Nuestras metas deben ser claras, pues aunque para muchos, el sueño puede ser sacarse la loto, o pegar el Agarra 4 de Lotedom que recientemente entregó 25 millones en Santiago. Eso puede ser posible, sin embargo, la realidad es otra.
Lo primero es identificar el objetivo. Definir una meta que sea real, es decir que su cumplimiento dependa de tu esfuerzo y no de eventualidades. Si para ello hay que invertir, tener cuentas claras y determinar el tiempo que deberá dedicar para materializarlo.
Para empezar, es importante poner fecha de cumplimiento. Esto permitirá que mantengas el interés en el proyecto. Si no lo logras, no te preocupes, recuerda que si tienes disciplina y paciencia todo llegará a su debido tiempo.
No descartes los desafíos. Cada emprendimiento trae consigo múltiples desafíos, muchos de ellos, te harán dudar de que estás en el camino correcto. En ese momento, recuerda que, sobre todas las cosas debes creer en Dios y confiar en ti.
Finalmente, te comparto estas sabias palabras: las uvas tienen que ser pisoteadas para poder sacar el vino; las aceitunas deben ser aplastadas para poder sacar su aceite, los diamantes se forman bajo presión y las semillas crecen bajo la oscuridad, por esta razón, cuando te sientas pisoteado, aplastado, bajo presión, o en la oscuridad, debes recordar que estás en un poderoso proceso de transformación en el que debes poner tu confianza.
Persiste, vive y disfruta cada día, finalmente es el único regalo que jamás recibirás nuevamente.