El Ministerio de Cultura, a través del Museo de Arte Moderno, inauguró la exposición “Notas sueltas para contar”, del artista José Cestero, en un acto encabezado por el viceministro de Patrimonio Cultural, Gamal Michelén.
El acto dio inicio con las palabras de bienvenida a cargo de Federico Fondeur, director del Museo de Arte Moderno, quien resaltó que esta exposición reúne las principales obras de uno de los artistas más cultos del país.
Por su parte, Gamal Michelén destacó en su intervención que “Cestero es, con el virtuosismo de su dibujo, el paradigma de la narrativa visual”.
El funcionario añadió que, “así como Toulousse Lautrec nos hizo conocer el ambiente y los personajes de la bohemia parisina de fines del siglo XIX, como Jane Avril, Louisse Weber (La Goulue) o Aristide Bruant, con su bufanda roja, el maestro Cestero, a través del prisma de su mirada nos narra, como un poeta visual, la Ciudad Colonial, personajes como el doctor Anamú, la infanta Margarita y el legendario don Quijote, que elige la locura como alternativa al tedio”.
Como encargados de la curaduría de la misma se encuentran los especialistas Mildred Canahuate, Amable López Meléndez, Viriato Pernas Piantini y Ana Agelán Fernández, en tanto que la museografía está a cargo de Mildred Canahuate, Ingrid González y Raúl Morilla.
El comité organizador de esta exposición está integrado por Mildred Canahuate, presidenta de la Fundación de Arte Arawak; César Miguel, presidente de la Fundación Artedom y director del Museo José Cestero, y Viriato Pernas Piantini, mecenas y coleccionista de arte contemporáneo.
Sobre la exposición
La diversidad temática y expresiva, así como la magnitud del cuerpo expositivo, integrado por obras procedentes de más de diez colecciones públicas y privadas del país, han requerido un despliegue museográfico contextualizador, articulador y esclarecedor que se desarrolla, expande y sostiene con majestuosa fluidez y notable capacidad didáctica.
Esta exposición comprende un primer núcleo de obras paradigmáticas, caracterizadas por una rigurosa factura estética, la intensa pulsión reflexiva de sus tétricas superficies y la estremecedora carga dramática que marca su posexpresionismo de profundo contenido social durante los años 60 y 70 del siglo XX.