Hidratación: Bebe mucha agua a lo largo del día para mantener tu cuerpo hidratado y ayudar a regular la temperatura corporal.
Evita actividades al aire libre en las horas más calurosas: Trata de evitar estar al aire libre durante el mediodía y la tarde, cuando el sol está más fuerte. Si es necesario salir, busca áreas con sombra y usa protector solar.
Ropa adecuada: Usa ropa ligera, de colores claros y tejidos transpirables que permitan que el aire circule y absorban el sudor.
Ventilación: Mantén tu hogar bien ventilado. Usa ventiladores y abre ventanas en la noche para permitir que entre aire fresco.
Evita fuentes de calor internas: Limita el uso de electrodomésticos que generen calor, como hornos y secadoras. Si es posible, cocina al aire libre o prepara comidas frías.
Baños o duchas frías: Tomar duchas frescas o baños con agua fría puede ayudar a bajar la temperatura corporal.
Evita bebidas calientes y comidas pesadas: Opta por comidas ligeras y frescas, como ensaladas y frutas. Evita las bebidas calientes, ya que pueden elevar tu temperatura corporal.
Utiliza cortinas o persianas: Mantén cerradas las cortinas o persianas durante las horas más calurosas para evitar que entre el calor del sol en tu hogar.
Aire acondicionado: Si cuentas con aire acondicionado, úsalo para mantener un ambiente fresco y cómodo.
Refréscate con paños húmedos: Coloca paños húmedos y fríos en tu frente, cuello y muñecas para refrescarte rápidamente.
Evita ejercicios extenuantes: Durante las olas de calor, es mejor evitar ejercicios extenuantes y actividades físicas intensas al aire libre.
Presta atención a las señales de golpe de calor: Asegúrate de estar familiarizado con los síntomas del golpe de calor y busca atención médica si alguien presenta síntomas como piel caliente y roja, confusión, mareos o desmayos.