Llegó el verano, la estación de los colores y de los sabores más excitantes, desde el punto de vista olfativo, visual y gustativo y época durante la cual los rayos solares inciden con mayor intensidad sobre la tierra y provocan las temperaturas más altas de todo el año.
Con la llegada de esta temporada y el consecuente aumento del calor y grado de exposición al sol, se incrementan los riesgos para la salud, si no se adoptan unas mínimas normas de prevención.
El sol es el mayor proveedor de vitamina D, esencial para prevenir el raquitismo en los niños y la osteoporosis en la mujer.
También se ha demostrado el efecto antidepresivo de la radiación solar. Sin embargo, constituye el principal factor de riesgo para el desarrollo de cáncer cutáneo y para el envejecimiento de la piel, el llamado fotoenvejecimiento. Asimismo, puede provocar quemaduras, irritaciones, alergias, problemas oculares y dermatológicos.
RIESGOS DEL EXCESO DE CALOR
El mayor riesgo que involucra la exposición durante largo tiempo a las altas temperaturas es el denominado golpe de calor o insolación, que es la alteración más grave de la regulación térmica, porque implica una insuficiente eliminación de la energía calorífica y puede causar la muerte o secuelas importantes, si no hay un tratamiento inmediato.
Como más vale precaver que lamentar, es preciso adoptar medidas para atenuar las consecuencias negativas del excesivo calor, sobre todo en los colectivos más vulnerables a las altas temperaturas ambientales: ancianos, niños, personas obesas o que toman medicamentos como anticolinérgicos, antiparkinsonianos o diuréticos.
RECOMENDACIONES
– Beber bastante agua y c4444on frecuencia, aunque no sienta sed; su cuerpo la necesita para mantenerse hidratado y contrarrestar el exceso de sudoración. Puede utilizar, si lo prefiere, bebidas isotónicas para deportistas
– Evitar salir a la calle en las horas más calurosas del día.
– Vestir ropa ligera de colores claros y de ser posible cubrirse la cabeza con un sombrero o gorra.
– Ducharse frecuentemente durante el día.
Evitar el consumo de alcohol, pues altera la capacidad de respuesta al calor y favorece la deshidratación.
Consumir al mínimo las bebidas con cafeína (café, té, colas…) o muy azucaradas, porque aumentan la eliminación de líquidos.
No abusar de los líquidos excesivamente fríos..
Moderar el consmo de comidas calientes, copiosas y de digestión lenta. Las altas temperaturas favorecen el desarrollo de microorganismos y las consiguientes intoxicaciones.
Si en su casa o no hay un sitio fresco o con aire acondicionado, acérquese, al menos durante dos o tres horas, a un centro refrigerado, cercano a su domicilio (centro comercial, tienda, biblioteca….).