Las anémonas de mar son animales de cuerpo blando que se abrazan a las rocas y arrecifes de coral en aguas superficiales. Y aunque pueda parecer insólito, tienen numerosa similitud con los humanos.
Para algunos científicos entender cómo logra mantenerse siempre joven podría ayudar a la humanidad a comprender mejor el proceso de envejecimiento en los humanos y hacerlo más lento. Y es que al parecer la única forma de que esta especie muera es envenenada o eventualmente cuando es sacada de manera abrupta de su hábitat natural.
Gracias a su amplia gama de colores y su peculiar forma, las anémonas se convierten en uno de los espectáculos visuales más impresionantes del mundo marino.
Las anémonas de mar, también llamadas actinias, Actiniaria, son animales marinos que se adhieren normalmente al sustrato, en algunas ocasiones en la arena del fondo, en otras, en las rocas, y hasta en las conchas de crustáceos o moluscos.
Este ser vivo llega a medir desde 1.5 cm hasta 2 m de alto. Se trata de pólipos solitarios, que parecen una colorida planta y no un animal marino.
Según investigadores existen unas 1.200 especies descritas. Las variedades más populares están dentro de los géneros Heteractis, con largos tentáculos, como Heteractis magnifica o Stichodactyla, con tentáculos mucho menores, como Stichodactyla mertensii, lo que les da cierto aspecto de lienzo o alfombra.
Se les llama anémonas de mar, por su parecido con cierta flor, la anemone. Mientras que su otro nombre, actiniaria, radiadas, proviene del griego ακτἰς- aktís, rayo, por su simetría radial no bilateral, como la de los animales vertebrados.