La incontinencia es la pérdida involuntaria de orina a causa de un problema de almacenamiento de la vejiga, al reducirse la fuerza del esfínter uretral y este no puede evitar el flujo al aumentar la presión abdominal.
La capacidad de contener la orina depende de la función normal del tracto urinario inferior, los riñones y el sistema nervioso, así como de la capacidad física y psicológica de la persona de reconocer y responder de forma apropiada a la urgencia de esta necesidad fisiológica.
Esta condición puede convertirse, a largo plazo, en un problema crónico y aunque se logra un buen grado de recuperación con diversos tratamientos, el paciente debe seguir viendo al médico para evaluar el progreso de los síntomas y vigilar las posibles complicaciones del tratamiento.
Las complicaciones físicas como secreción vaginal, irritación vulvar y dolor durante las relaciones sexuales, son relativamente raras y leves, pero con frecuencia se presentan olores desagradables.
Ahora bien, las implicaciones psicosociales de la incontinencia urinaria pueden ser significativas, dado que la condición puede afectar o interrumpir actividades sociales, carreras y relaciones.
Los más afectados:
La incontinencia afecta más a personas de la tercera edad y a las mujeres, como consecuencia de los partos. También se puede manifestar debido a una infección urinaria, luego de una intervención ginecológica, por un trauma previo de la zona uretral o una lesión neurológica.
En los hombres, la debilidad del esfínter puede presentarse después de la cirugía de próstata, en personas obesas o por el uso de ciertos medicamentos.
Tratamientos:
El tratamiento para combatir o mejorar la incontinencia depende de la gravedad de los síntomas y su incidencia en el estilo de vida del afectado. Hay cuatro categorías de tratamiento para la incontinencia por estrés: cambios en el comportamiento, entrenamiento de los músculos del piso pélvico, medicamentos y cirugía.
Cambios en el comportamiento:
Los síntomas de la incontinencia por estrés pueden mejorar si el paciente disminuye el consumo excesivo de líquidos durante el día. No se debe reducir el consumo de líquidos si se toman cantidades normales.
El estreñimiento puede empeorar el problema y por eso se recomiendan tratamientos médicos o nutricionales para ayudar a conservar hábitos intestinales regulares.
También se ha demostrado que la pérdida de peso disminuye la incontinencia por estrés en pacientes con sobrepeso.
Se recomienda que las personas con incontinencia severa a causa del estrés deben modificar su nivel de actividad para evitar los movimientos que producen mayor fuga de orina, lo que implica evitar actividades como saltar, correr y cualquier otra que genere un aumento de la presión abdominal.