Desde los inicios de la década de 1960, los Clubes Deportivos y Culturales emergieron como vitales centros de actividad en los barrios populares del Distrito Nacional. Estas organizaciones, que surgieron en un contexto de necesidad y sacrificio, han desempeñado una extraordinaria labor social, asumiendo responsabilidades que, por mandato constitucional, deberían corresponder al Estado dominicano.
A pesar de operar como entidades sin fines de lucro y sin el respaldo económico y logístico constante de los gobiernos, los Clubes Deportivos y Culturales han logrado mantenerse activos y relevantes. Con líderes históricos que en su mayoría ya han fallecido y otros que aún continúan con grandes dificultades, estos clubes han persistido en su misión de servir a la comunidad con gran dedicación.
Tal como lo describió el inolvidable ingeniero Roque Napoleón Muñoz, los Clubes Deportivos y Culturales son «los pulmones a través de los cuales nuestros barrios respiran aire puro». Es momento de que el Estado dominicano reconozca oficialmente la memoria histórica y la invaluable labor de estas organizaciones y sus dirigentes.
El 7 de diciembre de 1975, durante la Primera Conferencia Distrital de Clubes celebrada por la Asociación de Clubes del Distrito Nacional (Asocludisna), se aprobó una resolución solicitando al presidente de la República la declaración del 9 de octubre como el Día Nacional de los Clubes Deportivos y Culturales. Esta solicitud fue motivada por el asesinato de cinco miembros del Club Héctor J. Díaz el 9 de octubre de 1971. Posteriormente, en marzo de 1976, el Primer Encuentro Nacional de Clubes ratificó esta resolución, declarando el 9 de octubre como un día para honrar a los clubes.
Es oportuno que el presidente Luis Abinader inicie el proceso de rescate de la memoria histórica y dignifique el papel de los Clubes Deportivos y Culturales en toda la República Dominicana. Abinader es el único presidente hasta la fecha que ha reconocido y valorado públicamente el impacto positivo de estas organizaciones.
Históricamente, casi todos los expresidentes han ignorado a los Clubes Deportivos y Culturales. Durante el gobierno de Joaquín Balaguer, estos clubes fueron perseguidos y reprimidos, con dirigentes apresados, torturados y asesinados, y sus locales y bibliotecas destruidos.
El primer reconocimiento oficial significativo se produjo el 9 de octubre de 1982, cuando el poeta Tony Raful, con el apoyo del doctor Hugo Tolentino Dipp, presidente de la Cámara de Diputados, logró que se publicara un mensaje de salutación a los clubes. Este fue un gesto importante, pero fue el presidente Salvador Jorge Blanco quien, el 5 de octubre de 1984, emitió el Decreto Presidencial 2402, institucionalizando el 9 de octubre como el Día Nacional de los Clubes Deportivos y Culturales. Sin embargo, este decreto cometió el error de distorsionar la historia y no abordó adecuadamente el motivo original del homenaje.
El presidente Luis Abinader, al comprender la verdadera historia y el impacto de estos clubes, tiene la oportunidad de corregir la distorsión histórica mediante un nuevo decreto que establezca claramente el 9 de octubre como un homenaje póstumo a los cinco miembros del Club Héctor J. Díaz y un reconocimiento a quienes han mantenido estas organizaciones activas.
El próximo 9 de octubre sería el momento ideal para que el presidente Abinader realice un acto de homenaje a los líderes fallecidos y a los dirigentes vivos, otorgándoles pergaminos de reconocimiento y pensiones dignas para quienes, a pesar de sus dificultades, continúan trabajando por la construcción de una mejor sociedad en la República Dominicana.