Cuando entré al salón con mi esposa Daysi Caballero, me paré a saludar a un comisionado de la ciudad de Miramar y le hice señas para que buscara un asiento para los dos. Al llegar a las sillas del salón donde íbamos a sentarnos, un hombre se acercó a ella y le preguntó -¿Usted es esposa de un aspirante a escritor llamado Ramón Peralta? Daysi, con una amplia sonrisa, respondió: -Sí, señor, pero él no es un supuesto escritor, él escribe muy bien.
El hombre, con una mirada desconfiada, murmuró tan bajo como el susurro de una brisa débil, pero con tanta firmeza como la decisión de una mujer que decide no seguir con un hombre bueno. -Señora, en esta época de la inteligencia artificial hay muchos que escriben informes y artículos brillantes, y cuando hablan, nos damos cuenta de que esos escritos con inteligencia artificial no salieron de su cerebro con creatividad natural.
Pero ese no es el caso de mi esposo, respondió Daysi con una seguridad extrema. -Lamento diferir de usted señora. Yo lo conocí ayer y hablé brevemente con él. En ese efímero tiempo que hablamos, me di cuenta de que su esposo es un fraude, que no había nada en su diminuto cerebro para escribir algo mínimamente interesante, y si el señor Peralta no usa inteligencia artificial, tal vez le paga a un escritor fantasma. De todas maneras viéndola a usted, admiro a su esposo por la suerte que tiene en el amor y por su buen gusto en mujeres.
Antes de que Daysi pudiera responder, el hombre se alejó, ya que notó que yo había escuchado parte de la conversación.
Nos olvidamos del hombre que hizo pasar a Daysi un mal rato y nos concentramos en la charla magistral que daba Paola Isaac sobre las oportunidades de negocios en Florida. Al terminar, mi querida esposa Daysi aplaudió de pie con fervor y me susurró al oído -Vamos a tomarnos una foto con ella.
Asombrado, la miré, ya que no era costumbre que ella pidiera que nos tomáramos fotos con alguna personalidad. Al ver mi expresión interrogante, comentó – Quiero tomarme una foto con Paola porque los aplausos del público y la forma en que ella se expresó demostraron que esta tarde Paola venció a la inteligencia artificial con su inteligencia natural
Por Ramón Peralta