NUEVA YORK – En un contundente discurso ante la Asamblea General de la ONU, el presidente dominicano Luis Abinader hizo un llamado urgente a la comunidad internacional para enfrentar la crisis en Haití, advirtiendo que su estabilización es esencial no solo para la República Dominicana, sino para toda la región del Caribe.
Con un tono serio y decidido, Abinader señaló que la inestabilidad en el país vecino ha generado una presión cada vez más significativa sobre la seguridad de su país. “La estabilización de Haití es una necesidad estratégica”, afirmó, destacando que, durante más de tres años, su gobierno ha soportado una carga desproporcionada, brindando servicios esenciales a una población haitiana creciente, especialmente en áreas como la salud y la educación.
El mandatario subrayó que en 2023, los servicios médicos a inmigrantes haitianos representaron el 9,9% del total de atenciones del sistema sanitario dominicano, mientras que casi 200.000 niños extranjeros, en su mayoría haitianos, están actualmente inscritos en el sistema educativo público del país. “Nuestro compromiso solidario es claro”, destacó Abinader, “pero solos, no podemos”.
El tema de la seguridad fue central en su discurso. Abinader hizo referencia a la misión de seguridad liderada por Kenia y respaldada por Estados Unidos, pero lamentó que, hasta el momento, solo se han desplegado 400 efectivos de los mil necesarios para asegurar una intervención efectiva. “Es inaceptable”, señaló, que las naciones que han jugado un rol clave en la situación haitiana no han cumplido plenamente con sus compromisos financieros y logísticos.
El presidente dominicano también destacó los esfuerzos de países como Jamaica, Bahamas, El Salvador y la CARICOM, pero estaba claro que se necesita más. La crisis en Haití, según Abinader, no solo amenaza a la República Dominicana, sino a todo el Caribe, y sin una intervención decidida y sostenida, las consecuencias podrían ser catastróficas.
Abinader terminó su intervención con una advertencia: “No cesarás de reclamar por la estabilidad y el desarrollo de Haití, porque mientras la seguridad de mi país esté en juego, no podemos bajar la guardia”.
Su discurso fue recibido con atención por los líderes mundiales, quienes reconocen que el futuro de Haití no es solo una cuestión humanitaria, sino un tema de seguridad regional. Ahora, el mundo observa cómo se desarrollarán los esfuerzos internacionales para evitar que Haití se convierta en un epicentro de caos que afecta a toda la región.