Las herramientas de calor, como secadores, planchas y rizadores, se han convertido en aliados para lograr peinados impecables y estilos versátiles en poco tiempo.
Sin embargo, el uso frecuente de estas herramientas puede tener serias repercusiones en la salud y apariencia del cabello, dejando una marca difícil de corregir si no se toman las precauciones adecuadas.
A continuación, examinamos las principales consecuencias del uso excesivo de herramientas de calor en el cabello y compartimos consejos sobre cómo mitigar sus efectos dañinos.
1. Deshidratación y pérdida de brillo
Las herramientas de calor funcionan mediante la evaporación de la humedad, lo que significa que cada uso extrae agua del interior del cabello. Esto resulta en un cabello que pierde su hidratación natural, volviéndose seco y quebradizo con el tiempo. La deshidratación hace que el cabello pierda su brillo característico, adoptando una apariencia opaca y sin vida.
2. Daño en la cutícula del cabello
La cutícula es la capa protectora externa de cada hebra de cabello, responsable de mantener la hidratación y de reflejar la luz para dar brillo. Al exponer el cabello a altas temperaturas, esta capa se levanta o se rompe, lo que compromete su función protectora. Una cutícula dañada permite que el agua y los nutrientes escapen más fácilmente, dejando el cabello vulnerable a agresiones externas y a la sequedad extrema.
3. Quiebre y puntas abiertas
El calor debilita las proteínas naturales del cabello, en especial la queratina, lo cual afecta su resistencia y flexibilidad. Esta falta de elasticidad hace que el cabello se rompa con facilidad, especialmente en las puntas, que son las zonas más frágiles y afectadas por las herramientas de calor. Esto provoca el temido “efecto frizz” y la aparición de puntas abiertas, un problema común que deteriora la apariencia general del cabello.
4. Cambio en la textura natural
Para quienes tienen rizos o una textura ondulada, el uso frecuente de herramientas de calor puede alterar de forma irreversible la forma del cabello. Las altas temperaturas afectan la estructura interna del cabello, lo que puede hacer que el cabello pierda su forma natural y quede lacio o sin movimiento. Recuperar la textura original es un proceso largo y difícil que a menudo requiere cortar las zonas dañadas.
5. Desvanecimiento del color en cabellos teñidos
En cabellos teñidos, el calor acelera la oxidación de los pigmentos de color, lo que provoca un desvanecimiento prematuro y hace que los tonos pierdan intensidad. Los tonos rubios, rojos y otros colores vibrantes son particularmente sensibles al calor, por lo que requieren un cuidado especial y, en algunos casos, el uso de productos de protección de color.
6. Problemas en el cuero cabelludo
Aunque el foco de atención suele estar en las hebras de cabello, el cuero cabelludo también sufre los efectos del calor. El uso frecuente de secadores y planchas cerca de la raíz puede causar sequedad, picazón e incluso descamación en el cuero cabelludo, afectando la salud capilar desde su base. Un cuero cabelludo desequilibrado puede perjudicar el crecimiento y dar lugar a cabellos más finos y frágiles.
Consejos para reducir el impacto de las herramientas de calor
Para quienes no quieren renunciar al uso de herramientas de calor, existen formas de proteger el cabello y minimizar el daño:
Aplicar un protector térmico: Los protectores térmicos crean una barrera que reduce el impacto directo del calor. Son esenciales antes de usar cualquier herramienta caliente.
Regular la temperatura: La mayoría de las herramientas permiten ajustar la temperatura. Optar por una temperatura más baja y adecuada a la textura del cabello ayuda a minimizar el daño.
Limitar la frecuencia de uso: Tratar de espaciar el uso de planchas y secadores ayuda a darle un descanso al cabello. Incorporar peinados que no requieran calor es una buena estrategia para cuidarlo.
Hidratar el cabello regularmente: Usar mascarillas y tratamientos hidratantes ayuda a restaurar la humedad perdida y refuerza la salud del cabello frente a futuras agresiones.