Los empresarios Juan B. Vicini y Fernando Capellán destacaron en la Cumbre de Innovación de Innovadores de América, la necesidad de construir una alianza público-privada que haga efectiva el desarrollo de las cuatro zonas de inversión a lo largo de la frontera.
Santo Domingo.- En el marco de la Cumbre de Innovación de Innovadores de América celebrada en La Romana, el viernes 16 de septiembre, los empresarios del Consejo Económico Binacional Quisqueya (CEBQ), Juan B. Vicini y Fernando Capellán presentaron una “Propuesta de Iniciativa de Inversión Privada para la Conformación de una Alianza Público-Privada para el Desarrollo de la Zona Fronteriza” con el objetivo de motivar al gobierno a acompañarles a fomentar un desarrollo acelerado de la región fronteriza que posee en su concepción y resultados elementos de innovación.
“Como es de su conocimiento, la región fronteriza es la menos desarrollada del país. Por eso, hemos identificado diversos factores sociales, demográficos y económicos que justifican la necesidad de una estrategia de desarrollo acelerada en la frontera que involucre a todos los sectores de la vida nacional“, señaló Juan B. Vicini.
“Esta combinación de factores genera una necesidad de producir un desarrollo fronterizo sin precedentes que genere oportunidades amplias para la juventud dominicana y haitiana, muy específicamente para la originaria de aquella región, que en lugar de abandonar la frontera se vea motivada a poblarla por la cantidad de opciones laborales que allí surjan y encontrar en la frontera de su propio país una economía pujante llena de oportunidades“, manifestó Fernando Capellán.
Los empresarios explicaron que los proyectos de desarrollo público-privados tienen la premisa de contar con mercados de capital y fondos de inversión suficientes para avanzar. “La parte privada se compromete a levantar el cien por ciento de los fondos de capital necesarios para el desarrollo de los proyectos en sus diferentes fases. De parte del Estado esperamos la definición y priorización de un plan de inversión en los servicios públicos y sociales que complementen la inversión privada“, puntualizó el empresario B. Vicini.
Según los empresarios, la inversión privada se realizará en tres fases: una inversión directa de capital en un modelo de inversión que demuestre su viabilidad y sostenibilidad económica; el apalancamiento de ese modelo, a través de la constitución de garantías de cumplimiento con agencias y entidades multilaterales y aseguradoras, así como a través del levantamiento de capital adicional mediante la estructuración de vehículos de inversión jurídicamente aceptables y compatibles con los mercados de capital; y la celebración de los acuerdos bilaterales conducentes a establecer un marco regulatorio de desarrollo fronterizo, lo cual requerirá la participación de los gobiernos de ambos países.
“El piloto de la zona 1 en Pepillo Salcedo y Dajabón, a través de la legislación HOPE-HELP, el impulso de la industria de productos de vestir y de calzados y la proyección de la bahía de Manzanillo, puestos en conjunción con la estrategia de inversión y el plan de desarrollo posicionarían a la zona norte de la frontera Dominico-Haitiana frente a una oportunidad que no puede dejar de aprovecharse. El piloto se estructura a riesgo pleno de la inversión privada, pero como taller de ensayo de una gestión público-privada”, sostuvo Capellán.
“Quienes participen estarán en la disposición de aportar a un fideicomiso de inversión privada para que los gestores privados del mismo, junto a los operadores de un fideicomiso de desarrollo público para la zona 1, ejecuten conjuntamente las diferentes inversiones primarias y suplementarias dentro de los límites establecidos en el mandato de inversión, de tal modo que dichos gestores desarrollen el módulo de inversión escalable que mejor represente de manera fraccionada, pero proporcional, el objetivo máximo al que el potencial fondo de inversión aspira a llegar al final de su compromiso en fecha 31 de diciembre del 2030“ señaló Juan B. Vicini.
Esta propuesta público-privada busca demostrar el potencial replicable de una cadena de proyectos sinérgicos que constituyen en su conjunto una cadena de valor escalable, en la medida que esas inversiones productivas vayan de la mano de una estrategia de inversiones en infraestructuras y servicios públicos complementarios necesarios que soporten ese crecimiento.