Los niños hispanos son más propensos a ser obesos si sus padres tienen un nivel alto de estrés, según un estudio reciente.
Los investigadores compararon las tasas de obesidad de los niños hispanos de Chicago, Miami, la ciudad de Nueva York y San Diego con el nivel de estrés de sus padres en casa y en el trabajo.
Las tasas de obesidad de los niños aumentaron según la cantidad de estrés a la que se enfrentaban sus padres, desde el 20 por ciento de los niños cuyos padres no tenían estrés hasta el 34 por ciento de aquellos cuyos padres tenían 3 o más factores estresantes. Los factores estresantes incluían las dificultades en el trabajo o en una relación, entre otros.
Después de tomar en cuenta otros factores, como la edad, el sexo, el lugar de nacimiento y el vecindario, los investigadores concluyeron que los padres con 3 o más fuentes crónicas de estrés tenían el doble de probabilidades de que sus hijos fueran obesos que los que no sufrían estrés.
Los hallazgos se presentaron el viernes en la reunión anual de la Sociedad de la Obesidad (Obesity Society), en Los Ángeles. Las investigaciones presentadas en reuniones por lo general se consideran preliminares porque no se han sometido al mismo escrutinio que los estudios publicados en revistas.
«La obesidad y el estrés crónico eran prevalentes en esta población latina, con más de una cuarta parte (el 28 por ciento) de los niños de 8 a 16 años de edad con obesidad, y casi una tercera parte (el 29 por ciento) de sus padres informó tener niveles altos de estrés», dijo en un comunicado de prensa de la sociedad la líder del estudio, Carmen Isasi. Isasi es profesora asociada de epidemiología y de salud de la población del Colegio de Medicina Albert Einstein de la ciudad de Nueva York.
Isasi dijo que el estudio, uno de los primeros que identifica el estrés que sufren los padres como factor de riesgo de la obesidad infantil en los hispanos, amplía la comprensión sobre el papel de las influencias familiares en el peso de los niños.
«Esta investigación debería animar a los profesionales clínicos y a los practicantes de atención de la salud a que tengan en cuenta los niveles altos de estrés como señal de advertencia de la aparición de la obesidad no solamente en los pacientes adultos, sino también en la familia entera del paciente», comentó en el comunicado de prensa la Dra. Margarita Terán-García, miembro plenipotenciario del Concejo Mexicano de la Sociedad de la Obesidad.
Los hallazgos sugieren «que se debe prestar una atención especial a los pacientes adultos que afirman estar experimentando unos niveles de estrés altos en esta población, y se anima a los profesionales a que tengan en cuenta el asesoramiento conductual como medida de prevención y el tratamiento de la obesidad», añadió Terán-García.
Se necesitan más investigaciones para determinar hasta qué punto el estrés de los padres aumenta el riesgo de obesidad de un niño, para identificar las medidas preventivas y examinar este vínculo en otros grupos raciales/étnicos, según los investigadores.