La Sala Carlos Piantini del Teatro Nacional Eduardo Brito se vistió de gala con un espectáculo que conjugó música sinfónica, danza, tecnología y memoria colectiva.
La esencia de la dominicanidad se desplegó en todo su esplendor con la majestuosa puesta en escena “Molina & Veitía: Música en Movimiento”, una experiencia sensorial que combinó música sinfónica, danza contemporánea, leyenda, identidad cultural y tecnología de vanguardia.
Bajo la dirección general y artística de Carlos Veitía, actual director del Teatro Nacional Eduardo Brito, y con la dirección musical del renombrado maestro José Antonio Molina, la Orquesta Sinfónica Nacional ofreció una noche inolvidable que mantuvo cautivado a un auditorio que colmó la emblemática Sala Carlos Piantini.

La propuesta artística, que apostó por una narrativa visual y musical de la identidad dominicana, destacó por una escenografía vibrante creada por Yeimy Díaz y Carlos Ortega, con efectos tecnológicos envolventes que transportaron al público a diversas épocas y paisajes del imaginario criollo.
La participación del Ballet Nacional Dominicano y el Ballet Concierto Dominicano, junto a figuras estelares de la danza como Lya Gómez —galardonada con el Premio Soberano 2025 como bailarina clásica— y el emotivo regreso escénico de Lourdes Ramírez (Yuyu), elevó la coreografía a una categoría superior. Las piezas fueron dirigidas por Stephanie Bauger, Pablo Pérez y Sander Robert, con la colaboración de las principales escuelas de danza del país.
Carlos Veitía, al reflexionar sobre la producción, expresó:
“En Música en Movimiento hemos traído a escena la esencia de la dominicanidad: quiénes somos como pueblo, quiénes hemos sido a lo largo del tiempo. Estar en contacto con nuestra raíz nos permite valorarnos y reconocer nuestra idiosincrasia”.
Veitía también agradeció al maestro Molina por su música, a los artistas y coreógrafos por su entrega, y a los patrocinadores, en especial al Grupo SID, al Banco Popular Dominicano, y a la Presidencia de la República, por su apoyo a un proyecto que —en sus palabras— “deslumbró por su calidad”.
Por su parte, José Antonio Molina definió el espectáculo como un homenaje íntimo a su propia vida, atravesada desde siempre por la música y la danza:
“No ha pasado un solo día desde que llegué al mundo en que la música y la danza no hayan sido parte esencial de mi existencia”, expresó con emotividad.
Una narrativa escénica dominicana
La función inició con la dramatización de “Macho Blusa”, leyenda popular reinterpretada por Jeannette Miller, que resalta valores como la integridad, la valentía y el amor a la familia. Le siguió “Abril 21”, un acto poético que abordó el valor de lo intangible y el alma puesta en cada obra genuina.
En “Tres Imágenes”, el público fue testigo de un momento cargado de simbolismo: gracias a la tecnología, el maestro Papa Molina apareció en escena como una presencia viva, en homenaje a su legado. La presentación incluyó referencias visuales a la obra “Mujeres” del pintor Cándido Bidó, reafirmando el diálogo entre música, danza y artes visuales.
El cierre llegó con “Fantasía Merengue”, una celebración colectiva donde bailarinas y músicos fusionaron tradición y modernidad al ritmo del género nacional, en una coreografía que puso de pie al público.
Un equipo detrás del telón
La producción general fue asumida por el Teatro Nacional Eduardo Brito, con vestuario del Atelier de Adolfina Lluberes, Juan Carlos Tavares y Renata Cruz; imágenes y animaciones de Makako Studio; dirección de arte de Yeimy Díaz y Diro Design Studio; video mapping de Mr. Lulo; y sonido e iluminación a cargo de Luxart.
La regiduría general estuvo bajo la coordinación de Junior Basurto (imágenes y música), Amaury Esquea (escena), e Yvett Malena como asistente de producción. Las promociones audiovisuales fueron realizadas por Carlos Jiménez, y el diseño gráfico por Lauren Albuerme, Diro Design Studio, Yeimy Díaz e Yvett Malena. La gestión de redes sociales y relaciones públicas fue encabezada por Lauren Albuerme, Rosa Valdez, Henry Coradín y Lissette Troncoso.
“Molina & Veitía: Música en Movimiento” no solo fue una producción escénica de alto nivel, sino también un manifiesto de la riqueza cultural dominicana, una afirmación artística de lo que somos como nación y lo que podemos ser cuando la música, la danza y el arte se unen al servicio de la identidad.