Con la llegada del verano, las altas temperaturas no solo alteran la rutina diaria, sino que también impactan de forma directa en la salud del corazón. Expertos en bienestar advierten que esta estación, regida por el elemento fuego según la medicina tradicional china, demanda un enfoque integral que combine nutrición, hidratación y descanso para mantener el equilibrio del cuerpo y prevenir crisis cardíacas.
Así lo plantea el coach de salud y fitness Bernabé Lagrule, quien recuerda que el verano no es únicamente una estación climática, sino una fase vital íntimamente conectada con el corazón. “No es casualidad que en esta época aumenten los infartos y las crisis cardiovasculares. El calor extremo, sumado al estrés, una alimentación pesada y una hidratación deficiente, puede generar un cóctel peligroso para la salud”, explica Lagrule.
Verano: estación del fuego, estación del corazón
Desde la mirada de la medicina tradicional china, el corazón es el órgano regido por el fuego, el elemento dominante del verano. Por ello, Lagrule destaca que durante estos meses es vital proteger la energía cardíaca —conocida como Shen— a través de decisiones conscientes en lo que comemos, bebemos y cómo descansamos.
Hidratación estratégica: más que solo agua
Una de las recomendaciones clave es la hidratación con agua mineral o enriquecida naturalmente. “Beber solo agua de grifo o embotellada no es suficiente. Al sudar, perdemos minerales esenciales. Reponerlos es crucial para regular la energía y proteger el corazón”, explica el experto.
Lagrule recomienda añadir una pizca de sal marina sin refinar, limón o agua de coco natural a la bebida diaria, especialmente en días de alta exposición solar. Esta práctica ayuda a equilibrar los electrolitos y mantener estable la presión arterial.
Nutrición viva y colorida: aliada del corazón
Durante el verano, el cuerpo necesita alimentos que refresquen, hidraten y aporten energía sin sobrecargar el sistema digestivo. Por eso, las frutas tropicales como la sandía, melón, piña, mango y cerezas, junto a verduras como pepino, apio, espinaca, lechuga o berros, se convierten en aliados ideales.
Además, Lagrule insiste en evitar el exceso de azúcares y frituras, y apostar por grasas saludables como aceite de oliva, coco o aguacate. “Una dieta equilibrada, fresca y rica en enzimas es una inversión directa en la salud cardíaca”, asegura.
Luz solar: una medicina gratuita y poderosa
La exposición breve y controlada al sol también juega un rol terapéutico. “Tomar de 10 a 15 minutos de sol al día, preferiblemente en la mañana, no solo mejora los niveles de serotonina y vitamina D, sino que regula el sueño, lo que impacta positivamente en la salud cardiovascular”, señala el coach.
Dormir bien no es un lujo: es parte del tratamiento preventivo. Un descanso profundo permite que el sistema nervioso se regenere, reduce la presión arterial y fortalece el corazón en todos los niveles, tanto fisiológicos como energéticos.
Tres pilares clave para proteger tu corazón este verano
Lagrule resume sus recomendaciones en tres prácticas esenciales:
- Hidratación consciente: preferiblemente con agua mineral natural, con electrolitos o complementada con ingredientes revitalizantes.
- Alimentación estacional: ligera, fresca, natural y colorida. Evita los excesos y honra los ritmos del cuerpo.
- Sol y descanso profundo: exposición solar matutina breve y un sueño reparador como pilares de salud integral.
Conclusión: el verano como oportunidad de conexión y autocuidado
Más allá de los riesgos, el verano representa una oportunidad para reconectar con el cuerpo, bajar el ritmo y practicar el autocuidado. “Cuidar el corazón no se trata solo de medicamentos o chequeos médicos. También es una práctica diaria que incluye cada decisión que tomamos”, reflexiona Lagrule.
En definitiva, en esta estación del fuego, vivir en equilibrio es la mejor medicina. Honrar la energía vital del verano —con conciencia, hidratación adecuada, comida viva y descanso real— puede marcar la diferencia entre un cuerpo agotado y un corazón pleno.