La autora de A la sombra de mi abuelo, Premio Nacional de Novela 2009, muere tras años de rechazo social por su apellido y sus posturas críticas frente a la dictadura
Aida Trujillo Ricart, escritora dominicana, políglota y bailarina de flamenco, falleció en Madrid tras una larga batalla contra el cáncer. Nieta del dictador Rafael Leónidas Trujillo e hija de Ramfis Trujillo, Aida vivió una vida marcada por el peso de su apellido y por su postura crítica frente a la dictadura que encabezó su abuelo.
Autora de la novela A la sombra de mi abuelo, con la que obtuvo el Premio Nacional de Literatura 2009, Trujillo Ricart se distanció del legado trujillista, renunciando públicamente a cualquier beneficio económico derivado de su linaje, por considerarlo producto del saqueo a los bienes del pueblo dominicano.
Una vida entre dos mundos
Nacida en Ciudad Trujillo (hoy Santo Domingo) el 23 de agosto de 1952, fue hija de Ramfis Trujillo y Octavia Ricart Martínez, miembro de una familia que sufrió la persecución de la misma tiranía. Vivió entre República Dominicana, España, Suiza, Italia y Estados Unidos. Dominaba varios idiomas, bailaba flamenco profesionalmente y se desempeñaba como traductora, escritora y columnista del diario El Nacional.
Una novela incómoda para muchos
En 2008 publicó A la sombra de mi abuelo, una obra que, lejos de exaltar la dictadura, la abordaba desde una perspectiva crítica y personal. La novela fue premiada por un jurado internacional conformado por Manlio Argueta, Jorge Volpi y Roberto Marcallé Abreu, quienes destacaron la calidad literaria del texto y su equilibrada fusión de ficción y memoria histórica.
A pesar del reconocimiento, el galardón fue cuestionado por familiares de víctimas de la dictadura y por sectores antitrujillistas que rechazaban el simple hecho de premiar a alguien con el apellido Trujillo. La controversia obligó al entonces secretario de Cultura, José Rafael Lantigua, a gestionar la entrega del premio sin la presencia de la autora, para preservar su seguridad.
Renuncia a la herencia y rechazo familiar
Aida Trujillo se negó a aceptar cualquier herencia o propiedad vinculada al régimen de su abuelo. Vivió de manera modesta en Madrid, sostenida por una pensión del Estado español y sus ingresos como escritora y traductora. También fue rechazada por su propia familia paterna por criticar públicamente el libro Trujillo, mi padre: en mis memorias, atribuido a Angelita Trujillo, al que calificó de propaganda dictatorial escrita por un autor anónimo.
“En vez de anunciar aspiraciones presidenciales, lo que corresponde a todos los descendientes del tirano es pedir con humildad perdón al pueblo dominicano”, declaró Aida en 2016, en referencia a las aspiraciones políticas de otro nieto del dictador.
Últimos años y legado
En su última novela, El otro Ramfis, publicada en 2016, Aida reveló una confesión atribuida a su padre en su lecho de muerte: “Tengo las manos llenas de sangre”. El libro profundizaba en las contradicciones internas de la familia Trujillo, desde la mirada de una mujer que había optado por la verdad y la justicia histórica.
Aida Trujillo pasó sus últimos años en una vivienda humilde en Cabarete, alejada de la opinión pública, antes de regresar a Madrid, donde falleció. Deja cuatro hijos —Carlos, Jaime, Haydée y Nicolás— y una nieta, Aitana.
Una voz que incomodó a todos
Rechazada tanto por trujillistas como por antitrujillistas, su figura fue incomprendida en un país donde el apellido Trujillo sigue polarizando pasiones. En A la sombra de mi abuelo, dejó claro su distanciamiento: describió a su abuelo como “un abuelo cariñoso, pero también un dictador que derramó la sangre del pueblo dominicano”, y se proclamó demócrata.
Su muerte deja un vacío en la literatura dominicana y reabre el debate sobre la memoria histórica, la responsabilidad heredada y la capacidad del arte para confrontar los fantasmas del pasado.
Esta informaciòn es una colaboraciòn del periodista Josè Rafael Sosa