La Orquesta Filarmónica de Santo Domingo, bajo la dirección del maestro Amaury Sánchez, ofreció una velada memorable que exaltó la genialidad del compositor austríaco
En la solemne Sala Carlos Piantini del Teatro Nacional Eduardo Brito, la Orquesta Filarmónica de Santo Domingo rindió un tributo magistral al genio de Salzburgo, Wolfgang Amadeus Mozart, con el concierto titulado “Todo Mozart”, bajo la dirección del maestro Amaury Sánchez.
Desde la obertura de La flauta mágica, que abrió la noche, el público fue transportado a un universo de magia y misterio. Bajo la batuta de Sánchez, la orquesta desplegó una sonoridad luminosa, revelando la riqueza orquestal y el simbolismo que caracterizan esta obra maestra.
El momento de mayor intimidad llegó con el Concierto para piano y orquesta No. 23 en La mayor, interpretado magistralmente por el pianista Antonio Pompa-Baldi. Su ejecución, de una claridad cristalina y un lirismo conmovedor, fue recibida con prolongados aplausos. Cada movimiento se desarrolló como un diálogo íntimo entre el solista y la orquesta, en el que la técnica impecable se fundió con una profunda sensibilidad musical.
El cierre estuvo a la altura de la ocasión: la monumental Sinfonía No. 41 en Do mayor, “Júpiter”, última creación sinfónica de Mozart. La Filarmónica mostró su madurez interpretativa, ofreciendo una versión equilibrada y poderosa de una obra que representa la cúspide del clasicismo.
Con esta presentación, el maestro Amaury Sánchez reafirmó su compromiso con la difusión del repertorio sinfónico clásico y su visión de acercar al público dominicano a las grandes cumbres de la música universal.
Al concluir el concierto, el público se puso de pie en una ovación prolongada a la Orquesta Filarmónica de Santo Domingo y al pianista Antonio Pompa-Baldi, quienes lograron una velada de perfección y emoción dedicadas a un compositor que, más de dos siglos después, sigue inspirando corazones en todo el mundo.
