Por Esmirna Gómez.-
Santo Domingo Este. – En una noche cargada de emoción, fraternidad y sentido espiritual, Monseñor Manuel Antonio Ruiz reunió en uno de los elegantes salones de la nueva Catedral Stella Maris a todos los colaboradores que hicieron posible uno de los acontecimientos más importantes de la Iglesia local: su ordenación episcopal y la creación canónica de la nueva diócesis.
La cena, marcada por gestos de cercanía y gratitud, fue el escenario perfecto para reconocer el trabajo silencioso, sacrificado y valioso de sacerdotes, diáconos, laicos, equipos pastorales, coros y comisiones que, pese a las adversidades, lograron una celebración memorable.

Un inicio lleno de esperanza
El Vicario Padre Alejandro Valera, con un mensaje lleno de calidez, abrió el encuentro destacando que este era el primer acto oficial después de la creación de la diócesis.
Entre aplausos, recordó que cada ministerio presente había sido parte esencial del proceso:
“Este es un encuentro de acogida y unidad. Que Cristo nazca en el corazón de cada uno. Ustedes son nuestros brazos, nuestra fuerza y parte vital de esta misión”.
Monseñor Ruiz narra las batallas vencidas detrás del gran día
En su intervención, Monseñor Ruiz habló desde el corazón. Conmovido, agradeció de manera especial el esfuerzo de todos, recordando que la celebración estuvo marcada por retos inesperados:
tormentas, días de lluvia incesante, contratiempos logísticos y hasta cambios repentinos del lugar del evento a pocos días de la fecha.
“Todo el mundo reconoce que el equipo swat de esta diócesis hizo el trabajo”, afirmó, destacando la determinación de quienes nunca desmayaron.
“Cuando las dificultades aparecen, el cerebro se despierta y Dios abre los caminos. Lo que ustedes no pueden resolver… Él lo toma en sus manos”.
Entre risas y emoción, Monseñor añadió una frase que arrancó carcajadas
“Yo tengo un cheque para todos, pero como no tiene fondo, que Dios lo respalde allá arriba y que lo acepten en todos los bancos”.
La sala se llenó de aplausos, agradecimiento y una sensación profunda de misión compartida.
Un reconocimiento al corazón del clero
El Padre Ricardo de la Rosa presentó uno a uno a los sacerdotes que han sostenido la misión desde cada rincón pastoral:
párrocos, vicarios, directores de áreas, encargados de vocaciones, decanos, ecónomos y diáconos comprometidos en el trabajo litúrgico y pastoral.
Se destacó especialmente el trabajo integrado de UNILCA, Liturgia y otras comisiones que lograron unir talentos, creatividad, disciplina y fe para levantar, en tiempo récord, una celebración histórica.
Una diócesis que nace con fuerza
La velada concluyó entre sonrisas, emociones y abrazos. Todos coincidieron en que la nueva diócesis inicia su camino con un equipo sólido, unido y guiado por un pastor cercano y profundamente agradecido.
- Monseñor Ruiz cerró con un mensaje de esperanza
“Nuestra diócesis ha comenzado bien, y seguirá creciendo bajo la gracia de Dios y el esfuerzo de cada uno de ustedes. Gracias por hacer historia conmigo”.
