Una clase de antibióticos que se usan mucho se asocia con un aumento pequeño, aunque medible, del riesgo de muerte súbita cardiaca, según unos investigadores.
Estos antibióticos (los macrólidos) se usan para tratar infecciones como la neumonía, la bronquitis y algunas enfermedades de transmisión sexual.
En el nuevo informe, los investigadores analizaron 33 estudios que fueron realizados entre 1966 y 2015, y que incluyeron un total de más de 20 millones de pacientes. Los estudios compararon a los pacientes que tomaron los macrólidos, otro tipo de antibióticos o ningún antibiótico.
Los macrólidos incluyen los siguientes antibióticos: la eritromicina, la azitromicina (Zithromax), la claritromicina (Biaxin) y la quinolona.
Los resultados revelaron una asociación pequeña, aunque estadísticamente significativa, entre tomar macrólidos y un aumento del riesgo de muerte súbita cardiaca. Pero la revisión no demostró una relación causal entre estos medicamentos y la muerte súbita cardiaca.
El estudio aparece en la edición del 9 de noviembre de la revista Journal of the American College of Cardiology.
Un promedio de 80 casos de latido cardiaco acelerado que pueden resultar en una muerte súbita cardiaca (o «taquiarritmias ventriculares «) se produjeron por cada un millón de tratamientos en los pacientes que no tomaban macrólidos, hallaron los investigadores.
Pero el uso actual de los macrólidos se asoció con un 118 casos de taquiarritmias ventriculares o muertes súbitas cardiacas relacionadas adicionales por cada un millón de tratamientos. Y se producen 36 casos de muertes súbitas cardiacas adicionales por causas distintas a la taquiarritmia ventricular, y 38 casos adicionales de muertes por problemas cardiacos por cada un millón de tratamientos, mostraron los hallazgos.
El uso de los macrólidos en el pasado y el de otros antibióticos no se asoció con un aumento del riesgo de problemas cardiacos, según los investigadores.
Para poner los hallazgos en perspectiva, 1 de cada 8,500 pacientes tratados con macrólidos podría contraer un problema del ritmo cardiaco grave y 1 de cada 30,000 podría fallecer, explicó en un editorial acompañante de la revista el Dr. Sami Viskin, del Centro Médico de Tel Aviv y la Facultad de Medicina Sackler de la Universidad de Tel Aviv, en Israel.