El Alzheimer es un trastorno cerebral que afecta gravemente la capacidad de una persona para llevar a cabo con normalidad sus actividades diarias. Constituye la forma más común de demencia, después de cierta edad.
Este padecimiento se inicia de forma paulatina, pero afecta las partes del cerebro que controlan el pensamiento, la memoria y el lenguaje, por lo cual ocasiona que a sus víctimas se les dificulte recordar sucesos recientes y los nombres de conocidos.
La mayoría de las veces, los casos de Alzheimer son descubiertos cuando este padecimiento se encuentra tan avanzado que prácticamente no responde ante ningún tratamiento o terapia. Es por esta razón que los científicos realizan ingentes esfuerzos para encontrar la manera de diagnosticar dicho mal lo antes posible.
La Revista Annals of Neurology publicó una investigación donde señala que un equipo del Centro de Investigación Biomédica en Red de Enfermedades Neurodegnerativas, en Barcelona, identificó (antes de la aparición de los síntomas clínicos) un posible biomarcador para el mal de Alzheimer: la disminución de los niveles de ADN mitocondrial (mtDNA) circundante en el líquido cefalorraquídeo, el cual permite un cálculo preciso, mediante la utilización de ensayos de Reacción en Cadena de la Polimerasa (PCR).
La alteración en la concentración de mtDNA se presenta hasta 10 años de los síntomas de la enfermedad y al llevarse a cabo su medición se determinará si una persona es candidato a padecerla.