JUPITER, Florida. – Con una carrera de Grandes Ligas que se remonta al año 2003, el dominicano Jhonny Peralta es el jugador con más experiencia dentro del clubhouse de los Cardenales. Sin embargo, para el veterano la temporada que está por comenzar tiene mucho de desconocido.
Peralta no tiene garantizado un trabajo como regular. Ya no es visto como la solución para el campo corto. Hay quien se pregunta si su bajón ofensivo en el 2016 tiene algo que ver con su edad. Además, hay mucha incertidumbre con respecto a su futuro en el béisbol.
Peralta comenzará la última temporada de su contrato de cuatro años con los Cardenales en aguas mucho más turbulentas que las que encontró en el 2014. En aquellos días, San Luis lo había firmado para darle estabilidad a las paradas cortas, lo que el quisqueyano hizo entre el 2014 y el 2015. Estaba destinado a ser nuevamente el torpedero en el 2016, hasta que una lesión en un pulgar durante la primavera lo dejó fuera de juego hasta junio.
Pero las cicatrices demoraron en desaparecer.
Cuando Peralta regresó en verano pasado, tuvo que familiarizarse con una posición -la tercera base- que no había jugado desde sus días con los Indios, todo eso mientras atravesaba problemas ofensivos que se complicaban debido al pulgar que no terminaba de sanar.
«Nunca me sentí al 100%», dijo Peralta. «Para decir la verdad, debido a todo lo que pasó, el año pasado fue algo difícil. Jugar en tercera tan rápido fue duro. Mi swing muchas veces no se sentía bien. Pero aprendí de la temporada pasada. Ahora me siento diferente».
Todo comenzó cuando recobró la fuerza en el dedo operado, algo que logró gracias a varias semanas de descanso durante la temporada muerta. Saber ahora qué se espera de él defensivamente le permitió prepararse de la forma adecuada para los retos que vienen. Esas rutinas defensivas que no pudo hacer a mitad de temporada se han convertido ahora en el enfoque de su entrenamiento.
Con poco más de seis semanas para alistarse, Peralta espera demostrar que es la solución correcta para la antesala. Jedd Gyorko también está en la pelea por dicho trabajo.
«Existe una competencia y eso me gusta», dijo Peralta. «Me sirve para prepararme».
Antes de jugar en la tercera el año pasado, Peralta no había jugado en dicha almohadilla desde el 2010. De hecho, ésta es la primera primavera en la que ordena un guante de antesalista desde aquellos tiempos.
Los Cardenales siempre pensaron que la tercera base sería una posibilidad para Peralta a medida que pasaran los años. La posición no exige el mismo alcance de lado a lado que debe tener un torpedero, y la mayor capacidad de reacción no debe de ser un problema para Peralta, quien cumplirá 35 años en mayo.
«La mayor parte del trabajo que está haciendo ahora es para asegurar que se esté moviendo bien», dijo el manager de los Cardenales, Mike Matheny. «Está en salud. Está haciendo buen swing. Y va a tomar cuántos rodados sean necesarios para sentirse cómodo en el cuadro».
La producción en el plato también jugará un papel en la decisión de los Cardenales con respecto a la tercera base. Peralta, en ese sentido, tiene algo que demostrar después de un año irregular. Terminó bateando .260/.307/.408 y con su OPS (porcentaje de embasarse más slugging) más bajo (.715) desde que se unió a la organización en el 2014.
Y en cuanto a su futuro, el panorama a largo plazo no se ve claro.
«Espero poder jugar un par de años más», dijo. «Siento que mi cuerpo puede hacer eso. Si puedo jugar un par de años, estaré contento».