“El cantautor argentino interpretó, sin más que su voz y su piano, 16 temas de toda su carrera”.
SANTO DOMINGO.- Cuando Solo el piano negro del cantante argentino Fito Páez ocupaba el escenario de Hard Rock Live BlueMall la noche del jueves, sin mucho alboroto apareció frente al escenario el cantautor de 54 años a ofrecer su repertorio como parte de su propuesta “Mi piano, mis éxitos”.
Vistiendo de negro y con sus acostumbrados lentes oscuros se sentó de inmediato y saludó. “Buenas noches Santo Domingo. ¡Qué lindo! de verdad”, dijo y de inmediato empezó a entonar “Dar es dar”, un tema que grabó en el 1996.
Hard Rock estaba a toda capacidad. El público coreó cada canción de principio a fin, a menos que el cantante pidiera no hacerlo. Fito Páez lucia relajado, conversador y emocionado pero no perdió tiempo para recordar el impase de su última ve en Santo Domingo.
“Hoy parecen ovejitas. La última vez empezaron a hablar, me desesperé y me fui. Hoy debería quedarme; de hecho, creo que me voy a quedar”, bromeó, arrancando carcajadas de los presentes.
Como una de las voces doradas del rock argentino que es considerado el también compositor, continuó interpretando “11 y 6” (1985), “La rueda mágica” (1992), durante la cual hizo una pausa para anunciar que su compatriota y amigo Charly García estaba tocando al mismo tiempo en Buenos Aires, Argentina, “El breve espacio en que no estas” y “Giros”, la cual terminó de pie, a capela y haciendo reverencia de agradecimiento ya que meses atrás celebró los 30 años de dicho tema el cual le dio reconocimiento a nivel internacional.
Aplaudido, coreado y aclamado, Rodolfo Páez, nombre real del cantante”, narraba anécdotas sobre su vida, sobre sus canciones y aunque llegó con una selección de 16 temas, le resultaba difícil saber que había dejado aún más fuera.
“ Santo Domingo, es inevitable… es son tantos discos y tantos temas», rezaba. “En mi casa, mi padre puso mucha música y tuve suerte de escuchar muchas cosas. La música popular era extraordinaria. Sinatra, Los Beatles…. Toda la música del siglo 20 es maravillosa. Hay muchas cosas que aprendí con mi padre”, recordó.
El cancionero continuó con “Cable a tierra”, la cual dedicó a Pablo Milanés, “Tumbas de la gloria”, “Un vestido y un amor”, “Desarma y sangra”, “Detrás de los muros del lamento”, “Al lado del camino”, “Recuerdos que no voy a olvidar”, a la cual le cambió la última estrofa: «Llegamos desde Santo Domingo, viajando desde Bogotá solo nos falta viajar por América, América de la libertad mientras el mundo se va esfumando entre el dinero, la guerra y el temor”, tarareo; y finalmente “Mariposa Technicolor”, con la que se despidió.
Tras los ruegos del público de pie, regresó a pedir silencio total. «Voy a hacer una versión a capela. Voy a necesitar silencio total» y se mientras de escuchó sonido alguno no empezó a cantar, sin piano, sin micrófono, el tema número 15 de la noche: “Vengo a ofrecer mi corazón” de 1985.