Aunque muchos consideran que los términos alimentación y nutrición tienen el mismo significado, existe una marcada diferencia entre ambos. El primero se refiere a la satisfacción del hambre mediante la ingesta de comida; mientras que el segundo es definido como el proceso químico que siguen los alimentos en nuestro cuerpo. Los dos están íntimamente relacionados con la salud.
La alimentación es un acto voluntario que consiste en la selección de lo que comemos; en tanto el de la nutrición es involuntario y se lleva a cabo cuando el organismo absorbe de lo que ingerimos los nutrientes necesarios, para aportarnos energía y generar materia para crecer, renovar o reparar nuestro cuerpo.
La nutrición se da a nivel celular, se inicia cuando comemos y continúa con la digestión, la absorción, el transporte, la distribución, el metabolismo, el almacenamiento y finalmente la excreción.
EQUILIBRIO ENTRE ALIMENTACIÓN Y NUTRICIÓN EN PRO DE UNA MEJOR SALUD
La buena salud depende en gran medida de una alimentación adecuada, que proporcione los nutrientes y energía demandados por nuestro cuerpo, donde prime la calidad y no necesariamente la cantidad,
Una dieta balanceada debe incluir todos los grupos de alimentos en las siguientes proporciones: 2 porciones diarias de hidratos de carbono complejos; 5 porciones de frutas o verduras; 2 porciones de leche o yogur (o bien, leche de soja enriquecida con calcio); 2 porciones de proteínas, y de 15 a 25 gramos de grasas y aceites.
ALIMENTOS, NUTRIENTES Y FUNCIONES
Los alimentos contienen diversos nutrientes, cada uno de los cuales tiene su función:
• Carbohidratos: Proporcionan energía.
• Proteínas: Esenciales para el aumento y la restauración de todos los tejidos en su cuerpo.
• Grasas: Fuente muy concentrada de energía y ayudan a transportar las vitaminas esenciales por todo su cuerpo.
• Vitaminas y minerales: Mantienen el cuerpo sano y propician el crecimiento celular.
Una alimentación correcta contribuye con el normal funcionamiento de nuestro cuerpo y ayuda a suplir nuestras necesidades biológicas básicas, además de prevenir (al menos disminuir) el riesgo de padecer ciertas enfermedades a corto y largo plazo, como son las llamadas “de la civilización” (hipertensión, obesidad, diabetes, cardiovasculares, trastornos de la conducta alimentaria e incluso ciertos tipos de cáncer).