Está comprobado que el miedo debilita nuestro sistema inmunológico, el cual constituye el defensor natural del cuerpo contra las infecciones; por eso cuando nos llenamos de temor y ansiedad aumentamos las posibilidades de adquirir cualquier tipo de enfermedad.
Especialistas de la salud afirman que si el sistema inmunológico funciona debidamente nos protege de contagios, epidemias e infestaciones, pero si la adrenalina que produce nuestro cuerpo alcanza niveles altos disminuye la capacidad de nuestro organismo para destruir los invasores que nos causan daños.
El doctor Eduardo Ruíz Munguía, médico del Hospital Clínica Bíblica, en San José, Costa Rica, asegura que si bien no existen métodos exactos de medición está comprobado que el estrés y el miedo estimulan la producción de cortisol, un esteroide que incrementa el azúcar en la sangre y aniquila nuestra respuesta inmune.
Al sistema inmunológico lo conforman múltiples órganos y células que trabajan mancomunadamente para reconocer, bloquear y atacar cualquier célula extraña que ingrese a nuestro cuerpo; pero si este se ve afectado, nos hacemos proclives a padecer infecciones, muchas de las cuales se repiten.
Miedo, a propósito del Covid-19
Desde la aparición del Covid-19 la población mundial se ha llenado de preocupación, miedo y hasta pánico, sobre todo ante el rápido avance de este virus que ya fue declarado como pandemia por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y por la sobreinformación generada en las redes sociales, donde no siempre se dice la verdad. Ya se sienten los estragos en los ámbitos social, económico, educativo y político.
Este temido virus se transmite a través de la saliva o mucosidad expulsadas con la tos o estornudos que al caer sobre los objetos y superficies que nos rodean pueden contagiarnos. Por es preciso adoptar ciertas medidas, como son: mantener una distancia de un metro cuando conversamos o compartimos con alguien.
También se recomienda no saludar con besos y abrazos, lavarse frecuentemente las manos con un desinfectante o jabón, evitar tocarse los ojos, la nariz y la boca, cubrirse la boca con el codo o un pañuelo (que debe ser eliminado tras su uso) y no salir de su casa si no es necesario, ni permanecer en aglomeraciones humanas.
La pandemia ha conmocionado al mundo, pero debemos evitar llenarnos de pánico, pues la peligrosidad mayor del Covid-19 estriba en su alto grado de contagio. Es cierto que se ha llevado muchas vidas, pero, afortunadamente, no siempre su impacto es letal y en la mayoría de los casos sus efectos no distan mucho de los de un resfriado.
Especialistas aseguran, y así lo confirman las estadísticas, que la mayoría de las víctimas mortales de este coronavirus han sido personas con sistemas inmunes debilitados, ya sea por su avanzada edad o por padecer otras enfermedades subyacentes. Pero esto no quiere decir que nos descuidemos ante la inminente amenaza y la crisis sanitaria que ha surgido.