Muchos dominicanos sueñan con viajar a Estados Unidos, Europa y otros continentes, pero no conocen los hermosos lugares que ostenta la República Dominicana, esta tierra tropical cargada de historia y poseedora de sin iguales paisajes, playas, ríos y montañas, los cuales constituyen un atractivo para los cientos de miles de turistas que cada año la visitan. Un buen ejemplo es Jarabacoa, “La Ciudad de la Eterna Primavera.”
Ubicada en el mismo centro de la cordillera Central, Jarabacoa, considerado por tu tamaño el segundo municipio más grande de la provincia La Vega, posee un clima sumamente agradable, fresco, donde predomina una temperatura promedio anual es de 22 °C (72 °F) la cual resulta magnífica para la realización de actividades al aire libre y los descansos vacacionales
UN POCO DE SU HISTORIA
Su nombre lo integran dos voces “Jaraba y Coa’, lo cual hace suponer que conlleva el aproximado significado de «Tierra de Fuentes de Agua». Según los historiadores, es muy probable que los nativos de la Isla la Española vivían en el valle de esa localidad ubicada en la región del Cibao y la cual se presume era parte del cacicazgo de Maguana.
Es el 27 de septiembre de 1858 cuando Jarabacoa adquiere la categoría de municipio, tras una trayectoria que inició a principios del siglo XIX. Más tarde, como consecuencia de las primeras invasiones haitianas en nuestro terruño (la de François Dominique Toussaint Louverture, en 1801 y la Jean-Jacques Dessalines, en 1805) comienza a poblarse de forma masiva.
En 1805, cuando Dessalines incendia y destruye La Vega, muchos de sus habitantes se refugiaron en las montañas de Jarabacoa en donde posteriormente se quedaron a vivir. Durante la ocupación haitiana (1822-1844) continúa la emigración a este pueblo, colonización que crece durante las guerras por la Independencia y período durante el cual muchos moradores del Sur se establecieron allí.
En 1854, por su posición estratégica en la comunicación entre el Cibao y el Sur, Jarabacoa se erige como puesto militar. Contaba con una población de 2 mil habitantes y muchos de sus hombres se destacaron como soldados brillantes en las gestas por la independencia, entre ellos los generales José Duran y Norberto Tiburcio. Cuatro años más tarde es elevada a la categoría de común mediante un decreto del presidente Pedro Santana, el 27 de septiembre de 1858.
ECONOMÍA, PRODUCCIÓN Y FUENTES DE INGRESOS
Una gran parte de la economía de Jarabacoa es la agricultura, porque sus tierras son de alta y variada productividad, aunque también tiene un peso específico la ganadería (ganado vacuno y porcino) y la avicultura. Además, funcionan allí fábricas de blocks, mosaicos, ladrillos y trementina.
“La Ciudad de la Eterna Primavera” produce hortalizas en gran escala, así como lechugas, tomates, berenjenas, zanahorias, remolachas, tayotas, berro, repollo y fresas, productos que se utilizan para el consumo interno y para la exportación.
En esta región (idónea para el turismo ecológico y de aventura y que ha experimentado en los últimos años un gran desarrollo en este aspecto) predominan los viveros forestales, ornamentales y frutales, así como la producción de café (procesado en factorías con alta tecnología científica y fábrica de pantalones).
PATRIMONIOS DE JARABACOA
Salto de Jimenoa: Ubicado a pocos kilómetros de la ciudad de La Vega y es uno de los más atractivos destinos para el ecoturismo en República Dominicana. Está constituido por una cascada de más de 40 metros de alto, la cual se extiende en un lecho levantado por entre rocas revestidas de musgo y vegetación acuática.
Puente peatonal de madera sobre el río Jimenoa: Impresionante construcción hecha con cuerdas y vigas de madera, el cual permite cruzar esta rivera y que es frecuentado por quienes practican deportes de aventura.
Salto del Baiguate: Una cascada de 25 metros de altura, rodeada de una espectacular y celestial naturaleza. La tranquilidad que se respira en el área, así como la belleza de su caída son dos de las tantas razones que impulsan cada año a miles de personas a llegar hasta este sitio. Muchos vienen a caballo o en vehículos, en tanto otros prefieren hacer extensas caminatas para sentir la sensación sentir de forma más directa con este rincón de maravillas indescriptibles.
El Pico Duarte: Sus 3 mil 87 metros de altura lo convierten en el más alto de Las Antillas. Se encuentra ubicado en la Cordillera Central, entre los parques nacionales J. Armando Bermúdez y el José del Carmen Ramírez. Escalar a su cumbre es una experiencia inolvidable, una aventura que realizan al año muchos extranjeros y dominicanos, a pie o en mulo, quienes al hacerlo gozan del privilegio de observar en el trayecto miles de pinares, aves exóticas, cruzar ríos y arroyos.
Jarabacoa Mountain Village: Cabaña ubicada a 6 kilómetros del poblado, con una temperatura promedio de 20 grados Celsius, durante todo el año. Allí se puede disfrutar de los “rafting”, parapentes, “four wheel” caballos, ríos y de exquisitos restaurantes.
Jamaca de Dios: Excelente complejo de restaurantes, un lugar especial para disfrutar de un variado menú, ideal para los que buscan sentir paz y descansar el alma, porque está rodeado de un entorno totalmente natural, a con abundante aire fresco y limpio.
Jarabacoa Golf Club: Este campo de golf de 9 hoyos y dos salidas es el más alto sobre el nivel del mar, en Las Antillas. Hay una vegetación encantadora, mayormente de pinos criollos, lo cual contribuye a su perene temperatura agradable.
Jarabacoa Country Club: Posee un área de construcción de aproximadamente 3 mil metros cuadrados; exhibe un diseño que armoniza con el espectacular paisaje de montaña, cuenta con restaurante, bar, discoteca, salón de billar y de tenis de mesa; salón de fiestas y salón de espectáculos con capacidad para 2 mil personas.
El bulevar de las Arepas:
La elaboración y venta de arepas y yaniqueques es una tradición que data desde hace décadas en el tramo carretero entre Jarabacoa y La Vega. Este negocio sirve de sustento a decenas de familias del área, quienes lo han convertido en su principal fuente de trabajo.
Los puntos de ventas de estos negocios (dirigidos casi todos por mujeres) están instalados mayormente en casetas al aire libre, ya sea de bloques o madera y en plena calle; otros en las galerías de las casas y los que han progresado han construido pequeñas estructuras cerradas para resguardarse de las inclemencias del tiempo.
¿QUÉ ESPERAS PARA CONOCER A JARABACOA?
San Agustín dijo que “el mundo es como un libro y aquel que no se interesa por conocer todo lo maravilloso que hay en él, solo ha leído la primera página”; por eso anímate a hurgar en sus interesantes capítulos, uno de los cuales es Jarabacoa. Verás que por más tiempo que permanezcas allí siempre te parecerá insuficiente para contemplar y recrearte con las maravillas de ese paradisíaco lugar, al tiempo de disfrutar el calor humano y el exquisito trato que te dispensan sus habitantes.