Antoine Griezmann coronó al Atlético de Madrid en la Europa League por tercera vez en su historia. El delantero francés marcó la diferencia ante el Olympique de Marsella, que fue de más a menos, castigado en los momentos clave por la clase del ‘7’ rojiblanco.
Los primeros minutos fueron para el Olympique de Marsella, que convirtió el escenario de la final en el Velodrome. El Atlético comenzó apocado ante un rival más enérgico y decidido. Apenas habían pasado tres minutos y medio cuando Payet conectó con Germain por un hueco entre Godín y Lucas. En una posición casi inmejorable, el delantero francés remató muy desviado. Poco después, Rami dio otro susto al cazar un rechace que también envió fuera.
Pintaba mal, por más que el Atlético no sea un equipo que necesite el balón para sentirse a gusto. Todo cambió a los veinte minutos, con un error garrafal de Zambo al controlar un balón en una zona donde eso se paga muy caro. Gabi dejó a Griezmann solo ante Mandanda y el francés le superó con su frialdad característica.
El Olympìque acusó el golpe, y poco después recibió otra pésima noticia: la lesión de Payet, seguramente su mejor futbolista, que se retiró del campo entre lágrimas a la media hora.
Nada más volver del descanso, Griezmann terminó de encarrilar la noche. Con la defensa francesa descolocada, Koke le encontró a la espalda de Luis Gustavo. Griezmann estuvo vivo, se plantó ante Mandanda y le volvió a superar, esta vez con suavidad. El gol hundió del todo al Olympique, rendido a un Atlético que poco tenía que ver ya con el de la primera parte, con el partido bajo control. Aunque el Olympique amenazó con un arreón final y Mitroglou dio un susto con un cabezazo al palo, la victoria rojiblanca nunca corrió peligro.
A punto de alcanzar el tiempo de descuento, Gabi sentenció con un tiro cruzado a pase de Gabi. Momento de felicidad completo cuando Simeone dio entrada a Fernando Torres para vivir desde el césped su primer título con el equipo de su vida.