José Rafael Sosa
Cayeron los vaticinios de los expertos analistas del cine internacional que anunciaron que sería Batman Vs. Supermán, sería un fracaso de taquilla y se fueron por la puerta del fondo, los aguzados especialistas que advirtieron que el más audaz proyecto de DC, en un enfrentamiento final de estos dos super-héroes, pintaba un desastre artístico indigno de los 430 millones de presupuesto, el más caro de la historia. El record actual lo tenían Los Piratas del Caribe (Pirates of the Caribbean, On Stranger Tides) con sus 410 millones de dólares de presupuesto.
De esos 430 millones de dólares, cerca de 300 fueron para hacer el triller. El resto lo demando el mercadeo y la publicidad, dada la magnitud que se quería alcanzar en taquilla. Las estimaciones hechas de lo que se espera producir, está por encima de los mil millones de dólares. El camino que ha mostrado en taquilla, apunta a que será posible, tal es la generosidad del público con lo que mucho se anuncia.
Batman Vs. Superman abrió su primer fin de semana con 170 millones de ventas en 30 mil pantallas en todo el mundo, superando otros grandes proyectos fílmicos del pasado. Y ese ritmo de venta pinta sostenido aumento amenazando con ser la más taquillera de todas.
El público, sometido a una estrategia de mercadeo internacional de la que nadie ha escapado, inscrita en los presupuestos instalándonos el subconsciente la importancia del desafío final, el pleito callejero que nunca habíamos presenciado, tal era su novedad, y que nos haría correr como ratones a la vista del traicionero queso de ratonera.
Y para mirar más cercanamente, nuestros cines deja ver que el enfrentamiento en gran formato, habrá de tener números por encima de todo éxito conocido. Las filas son extremas y sus tiempos de espera para, armados de las palomitas.
Lo que si evidencia este triller ¿definitivo? de super-aventuras es que, a la hora de apreciarlo, hay tres mundos diferentes, tres visiones distintas a la hora de disfrutarlo, rechazarlo o analizarlo en sus factores positivos y negativos, de todo lo cual tiene su ración.
Esos mundos diversos, y hasta contradictorios entre sí, son: la crítica, el público cinéfilo y los auténticos y sinceros fans de uno y otro ser embalado en capa y traje que presenta ciertos inconvenientes para ir con rapidez al baño.
1. La crítica. Los analistas profesionales han remordido la entrega alegando que se desvirtúan sus personajes principales, se hizo un pésimo casting, sobre todo en el caso del Lex Luthor / Jesse Eisenberg, y Ben Affleck a lo que agregan al ambiente oscuro y sobrio que tinta de Ciudad Gótica el ambiente. Lo que resulto incuestionable para los veedores, es la calidad de edición fotografía, universo de sonidos y dirección de arte. En recursos cinematográficos se emplea a fondo, aun cuando el giro no sea del agrado de todos los críticos.
2. El público cinéfilo, es amplia masa, esa que asiste a la sala oscurecida con el legítimo deseo de escapar a la realidad cotidiana mediante a fantasía, la que conforma las filas infinitas, ciegas y sordas a las críticas del ojo avizor de quienes le advierten, con razón o sin ella, que es esa mala inversión de su dinero.
3. Los fans verdaderos. Los que aman al Batman o al Superman por una tradición creada a fuerza de anos de creatividad grafica en torno a dos seres especiales para la justicia. El suyo, es el punto de vista menos conocido. Esos están molestos por la orientación dada a la historia original, expresada en el Comic de CD impreso, (del que pudieron haberse llevado los realizadores obteniendo un proyecto mucho más auténtico), aturdidos todavía por la confesión de Batman que a Superman de que ¡somos unos delincuentes y siempre lo hemos sido! Son, con razones suficientes, los disgustados con la violencia gratuita y excesiva con amargo sabor a 11 de septiembre, en una concesión del cine industrial innecesaria, inconsistente con la mística de los personajes y de quienes les han amado, antes de que la voracidad taquillera los transformaran en lo que no debían ser nunca.
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