EL NUEVO DIARIO, SANTO DOMINGO-. Una vida consagrada al deporte en todas sus expresiones, como la que ha cargado en hombros el doctor Bolívar Vargas Candelario, tendrá la merecida recompensa cuando sea exaltado por el Pabellón de la Fama del Deporte Dominicano.
Vargas Candelario recibirá una de las más altas distinciones que pueda obtener un deportista, el segundo domingo de noviembre cuando será instalado en el nicho de la inmortalidad. El Ceremonial de Exaltación se realizará el día 10 de ese mes.
El expresidente de la Federación Dominicana de Levantamiento de Pesas será inmortalizado como propulsor, después que el Pabellón de la Fama lo convirtiera esta semana en el primer electo para la Clase del 2019.
Dionisio Guzmán, presidente del Pabellón de Fama del Deporte Dominicano, anunció la escogencia del gran deportista, una elección hecha por los miembros del Comité Permanente del Pabellón de la Fama.
“Con la elección de Don Bolívar iniciamos oficialmente el montaje del próximo Ceremonial del Pabellón de Fama. Lo hacemos de gran manera, seleccionando a una leyenda viva del deporte”, expresó el doctor Guzmán.
Trayectoria de Bolívar
El doctor Vargas Candelario, todavía en ejercicio dentro a nivel dirigencial, tiene más de seis décadas gravitando en el deporte, como atleta, árbitro y dirigente federativo.
Después de ser dar un paso al costado como presidente de la Federación de Pesas, las actuales autoridades han optado por mantenerlo como secretario general, con el objetivo de agradecer su dilatada y desinteresada colaboración al deporte, además de provechar su experiencia dirigencial a nivel nacional e internacional.
Médico de profesión, Vargas Candelario nació el 5 de noviembre de 1935 en Puerto Plata, donde a la edad de 12 años fue atraído por el deporte y comenzó a practicar béisbol de manera organizada. Como jardinero central del equipo amateur de Puerto Plata, tenía buena proyección.
Posteriormente también hizo pininos en el baloncesto, gimnasia, las carreras de 400 y 800 metros, así como en los lanzamientos del martillo,la jabalina y el disco. De hecho, estaba siendo observado por el escucha estadounidense HowieHack, para la época el de mayor incidencia en el país y en el resto del Caribe.
“Se me había sugerido que tenía condiciones, pero sólo firmaría si me permitían seguir estudiando medicina”, recuerda Vargas Candelario sobre la incompatible propuesta que le hizo Hack y que naturalmente fue rechazada por él.
Su fijación por graduarse en el campo del saber tenía una poderosa razón de ser y terminó dando al traste con la proyección que llevaba el entonces pelotero Bolívar Vargas, una relación de 56 años con las pesas.
A los cuatro años, cansado de echarle fresco con un cartón a su madre Rosa Candelario de Vargas, que era asmática, le prometió que le curaría esa afección y en gran medida lo logró. “Mi madre era asmática desde nacimiento y le hice la promesa de estudiar medicina para poder curarla”, declara Vargas. “Ya ella tenía enfisema en un pulmón y pude mantenerla viva hasta el 1985, esto es 25 ó 30 años más, realmente”, apunta. “El daño que ella tenía en el pulmón era para haber muerto antes”.
Vargas Candelario le aplicó uno de los tratamientos que prepara junto a su esposa Bienvenida Ruzzo de Vargas y que asegura han tenido éxitos en 26 enfermedades consideradas incurables como el asma, herpes, la gangrena y la soriasis, entre otras.
Amor por las pesas
Su relación por las pesas nació influenciado por los éxitos que tanto nacional como internacionalmente cosechaba el hoy inmortal del deporte José Márquez en los años 50.
Las prácticas se intensificaron al llegar a la Capital el 5 de junio de 1956 con la encomienda de comenzar sus estudios de medicina, carrera en la que se graduó el 28 de octubre del 1962. Justo en el sótano de esa facultad de la entonces Universidad de Santo Domingo, donde los docentes estudian los cadáveres, estaba el gimnasio de levantamiento de pesas. La necesidad de mejorar su escuálido físico para tener mejores resultados en el béisbol, fue otra de las causas que lo motivaron a ingresar al mundo de la halterofilia.
“Lo que comenzó como un complemento se terminó convirtiendo en la otra gran pasión de mi vida”, enfatiza Vargas, de 84 años y quien en siete décadas ha fungido como atleta, entrenador, médico de delegaciones dominicanas, dirigente y árbitro internacional. Durante 26 años fue presidente de la Federación Dominicana de Pesas,lleva 8 años como secretario general y 63 como miembro del Comité Ejecutivo de la entidad. En el 2011 le entregó la antorcha al hoy presidente de Fedompesas, licenciado Willian Ozuna.
A Bolívar Vargas le satisface que sus hijos Bolívar Santiago, Rosanna y la más pequeña, Paola Michel, de 29 años, hayan seguido sus pasos en el campo de la medicina. “Ya le pasé el disco duro de mis conocimientos a Bolívar y Rosanna, lo que garantiza que continuarán dándole el mismo tratamiento a los pacientes”, expresa en sentido figurado. “Ya puedo morir tranquilo”.