El Canadá ha anunciado hoy que será el primer país en comprometer fondos para un nuevo mecanismo establecido por el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) de las Naciones Unidas destinado a ayudar a prevenir una crisis alimentaria en algunas de las comunidades rurales más pobres y marginadas del mundo como consecuencia de la COVID-19.
El Mecanismo de Estímulo para la Población Rural Pobre fue puesto en marcha en abril por los Embajadores de Buena Voluntad de las Naciones Unidas por el FIDA, Idris y Sabrina Elba, con el fin de apoyar a los pequeños agricultores y productores rurales a cultivar y vender alimentos en un momento en que las restricciones de movimiento y comercio amenazan con convertir la crisis sanitaria en una crisis alimentaria en los países de alto riesgo.
“Quisiéramos agradecer al Canadá por su compromiso con las personas más vulnerables del mundo y por asumir esta función de liderazgo y comprometerse con el Mecanismo”, ha declarado el Sr. Gilbert F. Houngbo, Presidente del FIDA. “Con este apoyo, un mayor número de productores rurales, en particular mujeres, podrán disponer de un acceso adecuado a los insumos, la información, los mercados y la liquidez que necesitan para garantizar que la pandemia de la COVID-19 no se convierta en un desastre humanitario de mayor envergadura.”
“Debemos actuar con rapidez para hacer frente a los efectos de la COVID-19 en las comunidades más vulnerables, y el Canadá está respondiendo a las graves necesidades en materia de seguridad alimentaria provocadas por la pandemia”, ha señalado la Excma. Sra. Karina Gould, Ministra de Desarrollo Internacional del Canadá. “Nuestras inversiones contribuirán a mantener la producción y distribución de alimentos y a proteger a las personas más pobres del mundo de la pérdida de sus medios de vida y de las graves consecuencias de la malnutrición para la salud.”
Anunciado en la reunión de hoy del Grupo de Amigos de la Seguridad Alimentaria y la Nutrición, el Canadá comprometerá CAD 6 millones para el Mecanismo de Estímulo, además de un préstamo de USD 150 millones en condiciones muy favorables para actividades centradas en el clima que concedió al Fondo a principios de este año.
Según el Informe de políticas sobre las repercusiones de la COVID-19 en la seguridad alimentaria y la nutrición (solo disponible en inglés) del Secretario general de las Naciones Unidas, publicado ayer, la inminente recesión mundial podría desbaratar el funcionamiento de los sistemas alimentarios, con el riesgo de que se produzca una emergencia alimentaria mundial si no se adoptan medidas inmediatas. La gran mayoría de la población mundial depende para su sustento de los mercados locales, que a menudo son muy susceptibles de sufrir perturbaciones.
Con la restricción de movimiento impuesta en muchos lugares para contener la propagación del virus, muchos productores rurales en pequeña escala no pueden acceder a los mercados para vender sus productos o comprar insumos, como semillas o fertilizantes. El cierre de las principales rutas de transporte y la prohibición de las exportaciones también pueden afectar negativamente a los sistemas alimentarios. Cuando se interrumpen las cadenas de producción en su totalidad y aumenta el desempleo, quienes resultan más vulnerables son los jornaleros, las pequeñas empresas y los trabajadores del sector informal, que muy a menudo son mujeres y jóvenes.