La diarrea del viajero, también conocida como diarrea del turista, es una enfermedad intestinal que padecen ciertos viajeros cuando salen de su país de origen. Tiene su origen en la ingesta de alimentos en mal estado, o el consumo de agua uy otras bebidas contaminadas.
Se trata de una infección por una bacteria, virus o parásito, como pueden ser: Echerichia coli, Shigela, Salmonella, Campylobacter, Rotavirus y Giardia Lamblia.
El papel de la microbiota para prevenir este padecimiento
El levantamiento de la mayoría de las restricciones impuestas a consecuencia del covid-19 ha supuesto una notable recuperación de los viajes internacionales durante este verano, aumentando así algunas de las infecciones más propias de visitar determinados destinos.
Una de ellas es la diarrea del viajero que describe el aumento en la frecuencia de deposiciones, con un mínimo de tres diarias, acompañada de alguno de estos síntomas: malestar general, náuseas, vómitos, calambres abdominales, febrícula, etc.
La causa más conocida de la diarrea del viajero está relacionada con el consumo de alimentos o bebidas contaminadas por bacterias, parásitos o virus; aunque entre un 20 y un 50% de las ocasiones no se llega a determinar el origen de la misma. Su periodo de incubación es de entre 4 y 14 días, dando comienzo los síntomas el cuarto día de la estancia.
Los grupos de población especialmente vulnerables a la diarrea del viajero comprenden a los más jóvenes, por su perfil aventurero y más despreocupado; a las personas de edad avanzada, características por tener un sistema inmunitario más debilitado; y a las embarazadas con antecedentes de enfermedades inflamatorias intestinales o cirugías gástricas. Además, y en términos generales, suele darse con más facilidad en viajeros de países industrializados, puesto que el saneamiento ambiental al que estos están acostumbrados hace que no cuenten con inmunidad previa que los proteja.
Por otro lado, el destino es determinante para que esta se produzca considerándose algunos lugares del mundo especialmente propensos. Así, en la mayor parte de Asia, Oriente Medio, África y Centro y Sur del continente americano se estima que más del 20% de los visitantes padecen procesos diarreicos.
Microbiota y prevención
Desde Nutribiótica, expertos en microbiota, recalcan el importante papel que cumple nuestra microbiota como barrera de defensa ante sustancias tóxicas o patógenos. Es por ello que prepararla antes de viajar sería fundamental para no ser afectado por la diarrea del viajero. Con este objetivo, la Dra. Olalla Otero, miembro del equipo científico de Nutribiótica y autora del libro “El revolucionario mundo de los probióticos”, recomienda hacer uso de la microbioterapia, es decir, el empleo de probióticos con un fin terapéutico, comenzando una semana antes del viaje y manteniendo el tratamiento durante el mismo.
No obstante, la Dra. Otero explica que “no podemos emplear cualquier probiótico para este fin”. En este caso concreto, se han observado científicamente resultados satisfactorios cuando la suplementación con probióticos se realiza con cepas de Lactobacillus acidophillus y Saccharomyces boulardii. Si además los combinamos con prebióticos, mejoraremos la implantación de los mismos y estimularemos el crecimiento de nuestras bacterias autóctonas
Otras medidas de prevención, una vez en el destino, serían no consumir bebidas con hielo; utilizar agua embotellada; evitar el consumo de lácteos no pasteurizados; pelar la fruta antes de comerla; no ingerir carnes, pescados y mariscos crudos; y no consumir huevos, helados, zumos ni pasteles.
Una vez contraída la diarrea del viajero, además de la microbioterapia, es fundamental evitar la deshidratación. Se recomienda beber abundante agua en pequeñas tomas, además de seguir una dieta astringente y prescindir de derivados lácteos. También son beneficiosas las infusiones de jengibre y canela, por sus propiedades antiinflamatorias.