MADRID. El brasileño Neymar dejó una exhibición sin premio en el estadio Santiago Bernabéu, líder del fútbol vertical del PSG, desequilibrante cada vez que entró en contacto con el balón pero eclipsado por el jugador al que quiere bajar del trono, el portugués Cristiano Ronaldo que firmó un doblete y superó el centenar de goles en Liga de Campeones con el Real Madrid.
Cristiano Ronaldo volvió a tener un papel estelar en un encuentro grande. A la hora de la verdad nunca le falla al madridismo y con su pegada lideró la remontada del Real Madrid para desatar la locura en las gradas del Santiago Bernabéu.
El duelo más grande de los octavos de final de ‘Champions’
deparaba un cara a cara entre dos de los tres mejores futbolistas del planeta. Con el permiso del argentino Leo Messi, el trono del ‘Balón de Oro’ se ponía en juego sobre el césped del Bernabéu donde Neymar acaparó los focos desde el inicio pero Cristiano acabó siendo decisivo mostrando que jugando de 9 hay pocos futbolistas con mejor remate que él.
Su racha goleadora tras una temporada irregular se ha gestado abandonando la banda izquierda y pasando a jugar en punta: 9 dianas en cinco partidos dan un cambio de rumbo de un jugador que siempre vuelve. Provocó que Zinedine Zidane sorprendiese con su once, sentando a Gareth Bale para retocar el sistema y jugar con dos puntas.
En un duelo grandioso el intercambio de golpes inició centrado en Neymar y Cristiano. El brasileño se adueñaba de la pelota y desafiaba el sistema de ayudas de Zidane. Encaraba a Nacho y se marchaba de Isco y Casemiro, siempre pendiente de las coberturas a su compañero. Solo las faltas le podían frenar y en zona de peligro asistía siempre. Comenzó con Yuri antes de recibir una amarilla.
Pudo ser por una mano dentro del área rival pero fue el castigo a su dura entrada por detrás a Nacho, cansado de alguna que no señaló el colegiado de las que recibió.
A esa personalidad de Neymar respondía Cristiano chutando la primera que tenía. Disparó seco y cruzado en una acción que encendía a la grada. Las faltas provocaban quejas de Neymar que perdonaba por generosidad una clara acción, en la que en vez de chutar asistía a Mbappé.
Con espacios aparecía en el intercambio de golpes Cristiano. Su momento estaba por llegar y el mano a mano ante Areola dejó una parada con el rostro del portero a la definición con potencia del portugués. Era un duelo de astros grandioso.
Sintiéndose objeto de deseo del madridismo, sin ser silbado como el resto de sus compañeros en la presentación del equipo por megafonía, Neymar se cambiaba las botas y a la media hora dejaba su único tiro a puerta, blando a las manos de Keylor Navas. Tres minutos después aparecía en la zona del 9 al centro de Mbappé, para forzar a Nacho y dejar el balón a placer para el tanto de Rabiot.
Su exhibición dejaba premio, siendo como un imán siempre que atraía jugadores del Real Madrid a su marcaje, intentando frenar como fuese cada acción repleta de habilidad. Dejaba solo a Cavani que perdonaba.
Pero el gol es cosa de Cristiano que no desaprovechaba su momento desde el punto de penalti. Chutaba con potencia a la red y volvía a meter al Real Madrid en el partido al borde del descanso cuando los fantasmas de una mala temporada aparecían por el Bernabéu.
Siendo referente del PSG provocó que su equipo se adueñase de la posesión en el segundo acto Neymar, pero su brillantez se fue rebajando con el cansancio. Dejaba un pase de gol a Mbappé que se estrellaba con Keylor, una vistosa ruleta, un sombrero a Nacho al que al final le sacaba la cartulina amarilla. Su enfado con el árbitro Rocchi acabó con un balonazo involuntario a la cara en una acción del juego que provocó que incluso se parase el partido.
Fue cuando apareció Cristiano, que sabía que su momento estaba por llegar, siempre preparado para exhibir su remate. Bale le asistía de cabeza y se topaba con la defensa tras armar con rapidez el disparo. Los mismos reflejos los tenía al pase de Marco Asensio desde la izquierda. El balón le quedaba mal de altura pero inventaba el recurso con la rodilla para mandarlo a la red y lanzar un grito de rabia del vigente campeón al que nadie debe dar por muerto nunca en Europa.
Cristiano hacía historia de nuevo con un otro récord para su largo historial. El primer jugador que firma 100 goles para un club en Liga de Campeones. Alcanzó los 101, los once en la presente edición en su segunda mejor marca. El máximo goleador de la historia de la competición había vuelto a dejar su sello en un momento decisivo. Su reto de repetir el papel de la pasada campaña dando la Copa de Europa al Real Madrid, comenzó de la mejor forma posible. El madridismo vuelve a soñar tras ver la mutación de su equipo en su competición preferida.