Por Bernabé Lagrulé
El mes de diciembre siempre ha tenido un lugar especial en mi corazón. Es una época de celebración, amor y conexión con los seres queridos, pero también es un tiempo en el que debemos tener cuidado de no perder el equilibrio. Como coach y como ser humano, sé que diciembre puede convertirse en un desafío si no sabemos equilibrar el disfrute con el autocuidado.
Hablar desde mi propia experiencia me permite conectarme contigo de manera genuina. En el pasado, cometí el error de dejarme llevar por el frenesí de las festividades: demasiada comida, desvelos, compromisos sociales… y lo pagué caro. Mi salud se vio afectada, y no me di cuenta hasta que mi cuerpo me exigió que me detuviera.
Hoy quiero compartir algo que aprendí con esfuerzo y dedicación: la clave está en la moderación y la conciencia.
La moderación como acto de amor propio
En diciembre, todo parece ser más: más reuniones, más comida, más bebidas, más compromisos. Es hermoso compartir, pero debemos recordar que nuestro bienestar no tiene precio. Comer en exceso, descuidar el sueño o dejar de movernos afecta no solo al cuerpo, sino también a la mente y el espíritu.
Mi consejo es planificar tus celebraciones con inteligencia. Si sabes que tendrás una cena especial, opta por comidas más ligeras durante el día. Escucha a tu cuerpo, saborea cada bocado, y no temas decir “no” cuando algo no se alinee con lo que necesitas. La comida siempre estará en la mesa, pero lo que realmente vale son las conversaciones, las risas y el cariño compartido con los demás.
El poder de la conexión
Como alguien que ha atravesado momentos difíciles, valoro profundamente lo que significa estar cerca de nuestros seres queridos. En estas fechas, es esencial priorizar lo que realmente importa: las personas que amas. Al final, no recordarás el postre que comiste, sino las historias compartidas, las manos que apretaste y los abrazos que diste.
Diciembre no tiene que ser perfecto, ni tú tampoco. Lo que lo hace especial es la intención que pones en cada acción. Conecta desde el corazón. Apaga el teléfono, mira a los ojos y haz sentir a los demás que son lo más importante.
Encuentra tiempo para ti
Entre las compras, los compromisos y las fiestas, ¿dónde quedas tú? No olvides que cuidar de ti mismo también es un acto de amor hacia los demás. Dedica momentos al silencio, a respirar profundamente, a caminar o simplemente a hacer algo que disfrutes en solitario.
No tengas miedo de apartarte unos minutos del bullicio para reconectar contigo mismo. Si estás bien contigo mismo, estarás mejor con los demás.
Mi invitación para ti
Hoy quiero retarte a hacer algo diferente este diciembre: vive el momento presente con moderación, conciencia y gratitud. No se trata de privarte, sino de elegir lo que te hace bien. Encuentra el equilibrio entre disfrutar la magia de las fiestas y cuidar de tu bienestar.
Desde mi corazón, te animo a hacer de este diciembre una época inolvidable, no por lo que consumas, sino por lo que compartas, sientas y vivas. Al final del día, la mejor versión de ti es la que disfruta con amor, se cuida con conciencia y construye recuerdos que durarán para siempre.