NUEVA YORK._ Hace cuatro décadas, el 6 de junio de 1976, siendo un adolescente, el reputado empresario, activista, dirigente político y ex cónsul general en Japón, Jaime Vargas, comenzó a involucrarse en el negocio de servicios múltiples junto al señor Martín Reynoso, el segundo nativo de Cotuí y quien le dio la oportunidad de aprender los menesteres de la agencia, debido especialmente a que como propietario, el segundo necesitaba de alguien que dominara el idioma inglés.
Vargas, entonces un inquieto y aplicado estudiante, aprovechó la oportunidad y en pocos años, aprendió en su totalidad el manejo del negocio, situado en la avenida Saint Nicholas, entre calles 174 y 175 del Alto Manhattan.
Recuerda que la agencia comenzó con el nombre de “Reynold´s Travel” y luego Reynold´s Car Service”, dedicada básicamente a servir a la industria del taxi en Nueva York, que en esa época era “gitano” y el sector no estaba regulado por las autoridades.
“Entré como empleado de la empresa, pero yo era el que hablaba inglés y en esa época, muy pocos lo hablábamos, desarrollando juntos un servicio a la comunidad”, explica Vargas, que es también hijo del fallecido fundador de la seccional del PLD en Nueva York y del mismo nombre.
Entre los servicios originales, la empresa se inició con seguros de carros, notario público, traducciones, licencias comerciales, inmigración y una amplia variedad de otras necesidades que agobiaban a los latinos y dominicanos que llegaban a la ciudad en la época, sin conocimiento del inglés.
Con los años, la agencia fue ampliando su carpeta de servicios, luego que Reynoso, decidiera regresar de retirada a la República Dominicana y dejarla en manos de Vargas, previo acuerdo económico entre ambos.
El propietario original, consideró que además de ser su mano derecha y el de más confianza, Vargas era quien merecía la gran oportunidad, que nunca desaprovechó.
“Nos convertimos en los pioneros de esos servicios para los inmigrantes hispanos que estaban llegando en la década del setenta a Nueva York y no ha sido fácil, mantenernos en Saint Nicholas por estos 40 años”, relata Vargas.
“Desde entonces, ofrecemos una gama de servicios para beneficiar a nuestras comunidades”, dice Jaime.
Recuerda que tenía 18 años, se había graduado de la escuela secundaria y dominaba el inglés, por lo que Reynoso le pidió trabajar con él.
“A los 22 años, adquiero el negocio, gracias a las facilidades económicas que me dio Reynoso. De ahí en adelante, mantuvimos el negocio poniendo el corazón”, narra Vargas.
Pero además del empresariado, Jaime comenzó a involucrarse en la lucha de cientos de taxistas, después de la muerte de Fredie Pérez, un activista de El Bronx, cuyo legado asumió Vargas, dirigiendo ese sector y encabezando manifestaciones en las calles, que incluyeron una paralización total del tránsito en avenidas y calles principales, cinco veces.
Desde entonces, Vargas y su empresa, han mantenido una trayectoria impecable, siendo parte del orgullo de la comunidad dominicana en Nueva York.
“Vendiendo seguros de taxis, logro entrar a la lucha de los choferes durante trece años, luego de la muerte de Pérez y logrando que se convirtiera en una industria respetada, con un pedido para que a 23.000 taxistas se les dieran licencias para operar”, cuenta Vargas.
También logró que las autoridades aprobaran la instalación de cámaras y particiones de seguridad. “Fue una lucha ardua en la que todo el mundo escuchaba”.
Posteriormente, el presidente Leonel Fernández lo designa cónsul general en Tokio Japón, teniendo que desvincularse de esa lucha, la que dice, fue proseguida por el activista Fernando Mateo, quien junto a José Viloria y otros activistas del sector, fundó la Federación de Taxistas del Estado de Nueva York.
La agencia cambió de nombre, llamándose ahora “Judy –Jaime Vargas Brokerage”, con el que se ha quedado hasta el momento.
Vargas, también fue presidente de la Asociación Dominico Americana de Agentes de Viajes (DATA), dirigiéndola interinamente, hasta que el también empresario Plácido Rodríguez, asumió la dirección.
Eso ocurrió en 1983, cuando Vargas comenzó a vislumbrar que en el futuro, los pasajes aéreos se venderían a través de tarjetas de crédito y débito.
Esa área, ya no es el fuerte de la agencia y Vargas prefirió fortalecer la línea de seguros de autos.
Mantenerse en constante progreso y evolución, es parte del criterio familiar que Vargas le imprimió desde el comienzo a la empresa.
“La clave del éxito, es el hecho de que trabajamos en familia, todos los somos hermanos, primos, cuñados, sobrinos y tíos, tienen la oportunidad de trabajar con nosotros y aprender el manejo del negocio”, añadió.
Destaca que además, entre los factores de ese éxito, resalta el costo económico de los servicios que ofrece. “Lo hacemos más que nada de corazón, por una comunidad a la cual, nosotros siempre nos hemos dedicado. Esa ha sido toda nuestra vida”.
Entre los planes futuros, contempla incluir el área de bienes raíces para impulsar la venta de casas y apartamentos a los criollos de la diáspora, un sueño que él también acarició y pudo lograr.
“Lo hemos visto todo, todavía tenemos aquí un vidrio blindado (contra balas) y se debe a que cuando comenzamos, los atracos y asaltos estaban a la orden del día en esta área, por la que ya se puede caminar tranquilamente y sin temor, la que hemos visto cambiar”, agrega Vargas.
“Es impresionante que hasta nuestros nietos forman parte de esta empresa, porque los hijos de nosotros, ya pasaron de 20 y ahora les toca a sus hijos, por lo que nos sentimos orgullosos del trabajo que hemos hecho en esta comunidad”, precisa el empresario.
La agencia cuenta con varios empleados, siendo sus principales caras las de Jaime y Yudy.