La cuarentena a la cual hemos tenido que someternos ante la amenaza del COVID-19 no solo ha impuesto nuevos hábitos de convivencia, sociales y de comportamiento, sino también en lo concerniente a la compra, venta y consumo de productos y servicios; tanto a nivel personal, familiar como industrial y comercial, así como en los campos educativos y laboral.
Diversas instituciones han puesto en ejecución nuevas plataformas y canales de distribución para satisfacer (con el auxilio de la Red) las demandas de la ciudadanía, el teletrabajo y el uso de estrategias virtuales de aprendizaje.
El escenario creado a nivel mundial por la pandemia del coronavirus ha fortalecido en nuestro país patrones ya existentes, pero cuya incidencia mayor en los pedidos por Internet estaba en la comida rápida, farmacias, boletos aéreos, paquetes turísticos, entre otros. Pero ante el obligatorio confinamiento y distanciamiento social, esta modalidad de adquisición de producto y servicios se ha popularizado y se ha extendido hasta otras áreas, hasta hacerse prácticamente indispensable en estos momentos.
¿PERMANENCERÁN EN EL TIEMPO?
Aunque esos nuevos hábitos de compra, venta, consumo, estudio y trabajo se han fortalecido ante las circunstancias especiales que conlleva el necesario encerramiento para detener la pandemia del COVID-19, todo parece indicar que se quedarán y que su auge es inevitable, en todos los ámbitos.
Ante la inexistencia de una vacunada probada y aprobada, y aún cuando las autoridades sanitarias “autoricen” a la población romper el período de cuarentena, por considerarse controlada la pandemia, reinará entre las personas un temor que las hará autoimponerse cierto distanciamiento social, por lo que las compras “on line” en los supermercados, la enseñanza virtual seguirán en crecimiento.
Pese a que la educación virtual se le considera como el nuevo paradigma para los docentes a todos los niveles del sistema educativo mundial, en República Dominicana, si bien había sido adoptada por algunas instituciones, generalmente a nivel universitario y técnico-profesional, tan solo un minúsculo de porcentaje de ellas estaban aprovechando de este novedoso sistema de enseñanza-aprendizaje. El coronavirus ha variado las estadísticas en ese sentido.
COMPRAS POR INTERNET
La mayor cantidad de pedidos en línea recaen sobre los comercios que venden alimentos, comestibles, medicinas, artículos de limpieza y si bien ya en nuestro país (donde es tan frecuente el uso de tarjetas de crédito y débito) eran habituales las compras electrónicas no era tan común que las personas solicitaran que los supermercados le llevaran hasta la casa los artículos adquiridos, aunque algunos ofrecían el servicio de “delivery” (sujeto a un monto mínimo de consumo).
Este innegable incremento en las compras virtuales y la demanda de productos vía web se ha sustentado en la gran cantidad de adeptos con que cuentan hoy las herramientas digitales, espacio que han aprovechado las empresas e establecimientos comerciales, de servicio y formativas para establecer nuevas estrategias de marketing y pedagógicas, cuyo uso se ha elevado por el temor de las personas de contagiarse, ya sea en un establecimiento comercial o en un salón de clases.
EDUCACIÓN VIRTUAL
El cierre inesperado de las aulas (de forma presencial) ha sido contrarrestado, en gran parte (aunque con ciertas limitaciones) por la educación virtual, donde los profesores y alumnos se auxilian de los recursos del entorno digital para continuar desarrollando los programas de clase, acceder a los contenidos, interactuar y llevar a cabo tareas y actividades encaminadas a consolidar los conocimientos, promover y evaluar la adquisición de las competencias requeridas en cada nivel.
La necesidad de evitar la aglomeración de estudiantes en un espacio cerrado han puesto de manifiesto la efectividad, ventajas y que brindan los nuevos entornos y tecnologías virtuales en el mundo educativo y, seguramente, después de la crisis que significa esta peste que hoy nos castiga, su uso seguirá incrementándose.
EL TELETRABAJO
Teletrabajo es el desempeño de una actividad laboral remunerada, fuera de la empresa, ya sea a tiempo completo o parcial, la cual, generalmente, se lleva a cabo con el apoyo de las tecnologías de la información y la comunicación (Tics), modalidad que implica la posibilidad de optimiza recursos y reducir gastos en materia de transporte y facilita la integración de discapacitados, adultos mayores productivos y madres solteras que están al frente del hogar. No hay dudas de que en nuestro país sería una buena opción.