Muchas mujeres cuestionamos la actitud machista que impera en la sociedad. Pero realmente nos hemos detenido para ver qué aportamos para que esa práctica sea erradicada?
Luego de los pronunciamientos desacertados de Felucho Jiménez sobre el papel de la mujer en la sociedad y en especial, el de la vicepresidente de la república Margarita Cedeño de Fernández, muchos salen a despotricar al señor Felucho, un individuo que es el producto de una sociedad machista. Educado en una familia donde el papel de la mujer posiblemente se limitaba al cocinado, planchado y otros quehaceres que solo se atribuyen a la mujer.
Para poder hablar de erradicación del machismo necesitamos empoderarnos desde el seno de nuestras familias y educar a los niños y niñas desde el vientre.
Es una cuestión de lógica. Si desde pequeñas, a las niñas se les regala juegos de cocina, planchas y muñecas, y a los niños pistolas y carros a control remoto, le estamos diciendo cuál será su papel en el futuro. Ojo. Hay muchos juguetes educativos y excelentes publicaciones de la literatura universal, que pueden ser un excelente regalo para los infantes.
Por otro lado tenemos la convivencia en el hogar. Quién dijo que fregar y cocinar es solo cosa de chicas? Nuestra sociedad forma a las niñas a servir a su padre y sus hermanos. Aprender a fregar, cocinar, limpiar la casa y lavar la ropa es casi siempre la tarea que toda niña debe aprender. Sin embargo, escasas familias hacen lo propio con los baroncitos, a quienes se les permite jugar play station, montar bicicleta, y por qué no, aprender a manejar. Pues cualquier tarea de la casa, podría ser un indicio de homosexualidad. Graso error.
Este tipo de conducta en que incurrimos la mayoría de los padres, incide de manera contundente en la desigualdad entre el hombre y la mujer. Si no nos incluimos como madres y esposas, y enseñamos que en el hogar cualquiera puede cocinar o fregar, entonces como sociedad seguiremos fregados.