Por Ramón Peralta
El periodista Roberto Veras escribió un artículo motivado por una revelación hecha por el reconocido sociólogo y comunicador Juan Cruz Triffolio, quien afirmó que la ministra de Cultura, Milagros Germán, habría presentado su renuncia al cargo, efectiva a partir del próximo 15 de enero.
En ese artículo, el comunicador Roberto Veras citó nombres como el de Manuel Jiménez y Roberto Ángel Salcedo (Robertico) como posibles candidatos. Sin embargo, cometió el error de mencionar a Robertico como gestor cultural, y al exalcalde Manuel Jiménez como una figura con experiencia en liderazgo municipal y vínculos con el sector artístico.
Esto me ha motivado a expresar algunas correcciones necesarias:
Robertico no es un gestor cultural, es un empresario cinematográfico (de la economía naranja), lo cual es valioso, pero para nada lo convierte en un gestor cultural.
Es importante aclarar que, en los 24 años de existencia del Ministerio de Cultura, no hemos tenido la suerte de contar con un ministro o ministra que cumpla con el perfil de un gestor cultural. Hemos tenido ministros con rasgos notables de gestor cultural, como fue el caso del escritor y poeta Tony Raful, el escritor José Rafael Lantigua y el cantautor José Antonio Rodríguez. No obstante, a unos y a otros les faltaron elementos fundamentales para el ejercicio y la práctica de una cultura diversa. Los demás ministros o ministras que hemos tenido ni siquiera han entendido el rol del ministerio, tal como está definido en la propia ley que lo creó.
En el caso de Manuel Jiménez, es como si se fusionaran José Rafael Lantigua, Tony Raful y José Antonio Rodríguez en una sola persona. Manuel Jiménez fue el creador del borrador para que esa dependencia cultural se convirtiera en la Secretaría de Cultura. En su condición de diputado, fue presidente de la Comisión de Cultura de la Cámara de Diputados y, durante todos esos años, esa comisión fue la más productiva del Congreso. No fue presidente de la comisión por ser cantautor, ya que en su período como diputado coincidió con otros cantantes y artistas de alta popularidad, pero ninguno de ellos pensó en asumir la presidencia de la comisión por encima de Manuel.
Roberto Ángel Salcedo es un empresario exitoso del cine gracias a la ley de Cine, una iniciativa trabajada por el gestor cultural Manuel Jiménez. La Ley de Mecenazgo Cultural, aunque fue aprobada años después de que Manuel saliera de la Cámara de Diputados, fue un proyecto presentado por él y que, años después, se convirtió en ley por otra gestión del Congreso, sin cambiarle una coma al proyecto original. Esto demuestra que, en el momento en que Manuel lo presentó, no fue comprendido, porque la visión del cantautor y gestor cultural estaba demasiado adelantada para la época.
Respecto a mencionar solo la experiencia municipal de Manuel Jiménez, tal vez no sea el momento adecuado para evaluarla completamente en medio de las pasiones políticas del momento, pero en algo coinciden hasta sus rivales: en materia cultural, ha sacado una nota sobresaliente.
Mañana, el presidente Abinader podría nombrar a Robertico, al señor Andrés L. Mateo o a cualquier otra persona de las que están detrás del cargo, y esa será una prerrogativa que nadie tiene derecho a cuestionar. Sin embargo, en términos objetivos, un ministro de Cultura del nivel de Manuel Jiménez sería un lujo, incluso en la más grande potencia del mundo.