A propósito de la cantidad de desechos que llegaron a las orillas del mar Caribe en el Malecón de Santo Domingo luego de las lluvias de la pasada semana, el tema del uso de los plásticos en los hogares dominicanos se ha puesto en boga.
Son muchas las personalidades que abogan por la eliminación o disminución se sorbetes, fundas, platos, vasos, botellas de agua y otros utensilios comunes elaborados a base de plástico.
Hoy, me sumo a esas voces que abogan por un cambio en la conducta de los y las ciudadanas.
Ese cambio, obviamente inicia en mi casa, erradicando de manera definitiva el uso de vasos y platos desechables, las botellas de agua y las odiosas fundas del supermercado.
Entiendo que los cambios que amerita la sociedad debe comenzar por mí, como primera persona, para que estos cambios se reflejen en los demás. Sin embargo, necesitamos apoyo desde el Estado para controlar la cantidad de empresas que utilizan el plástico como materia prima sin un adecuado plan, o control final de estos desechos.
Es bueno conocer el daño irremediable que provoca el plástico al medio ambiente y las especies marinas, así como a los seres humanos.
Y es que al entrar en contacto con los alimentos, el plástico puede envenenar a los comensales. La composición de muchos plásticos es un secreto industrial. Existen más de 80.000 tipos de plástico registrados, la mayoría protegidos por patentes que convierten su composición en un secreto industrial total o parcial.
Hasta más del 50% del peso del plástico se debe a decenas de aditivos que le otorgan dureza, flexibilidad, rigidez, color, entre otras “cualidades”, pero no hay manera de saber exactamente qué aditivos son y en qué cantidades.
Muchos aditivos del plástico son peligrosos para la salud aún en muy bajas dosis. Cientos de estudios científicos demuestran que los aditivos comunes del plástico son muy peligrosos para la salud. Entre ellos destacan los bisfenoles, los ftalatos, el cloruro de vinilo, el estireno, los retardadores de llama y los metales pesados.
Algunos de estos tóxicos son disruptores endocrinos. Esto significa que imitan el comportamiento de las hormonas. Incluso concentraciones pequeñísimas pueden producir mutaciones graves a nivel celular en ambos sexos. Los fetos y los niños son especialmente sensibles a la disrupción endocrina.
Los aditivos tóxicos del plástico han sido asociados a una serie de enfermedades mortales tales como: Cáncer de mama, útero, ovarios, vagina y cérvix, cáncer del cerebro y sistema nervioso, leucemias, cáncer de pulmón y del sistema respiratorio, cáncer de próstata y testículos, cáncer de hígado y de riñón, linfomas entre otros.
De igual forma, el uso del plástico ha sido asociado a la Infertilidad, abortos espontáneos, quistes uterinos, pubertad precoz en niñas, deformaciones del pene en niños, hipospadias, hiperactividad, deficiencia de atención, Parkinson, autismo, enfermedad cardiovascular, obesidad, y diabetes.
Cómo cuidarnos
- Evita las comidas y bebidas envasadas en plástico.
- Evita usar recipientes de plástico para servir, guardar o calentar comida.
- Alternativas seguras son el cristal y el acero inoxidable.
- Evita la comida y bebida en latas –el interior de las latas tiene un recubrimiento que puede contener disruptores endocrinos.
- No uses biberones de plástico. Los de cristal son más seguros -aunque de vez en cuando se te rompa uno.
- Evita los juguetes de plástico flexible y con fuerte olor. No dejes que los niños los chupen.
Recuerda también:
- Muchos plásticos segregan cada vez más tóxicos con el tiempo, el uso y el lavado.
- El calor, el microondas y la acidez de la comida o bebida son factores que pueden aumentar la liberación de estos productos tóxicos en la comida o bebida.