La globalización, ese proceso económico, tecnológico, político, social, empresarial y cultural que se ha dado a escala mundial; impuso unos patrones dietéticos muy poco saludables, causantes de las llamadas “enfermedades de la civilización”, donde la mala alimentación tiene una buena cuota de responsabilidad.
Diabetes mellitus, hipertensión arterial, arterioesclerosis, obesidad, insuficiencia renal crónica, caries dentales y otras patologías se relacionan con factores alimentarios inadecuados, donde prima el consumo excesivo azúcares, grasas, carbohidratos y harinas blancas. Estas patologías se incrementan cada año y algunas acrecientan la tasa de morbimortalidad a nivel mundial.
LOS NUTRICIONISTAS Y LA DIETA
Los nutricionistas insisten en la función que desempeña la dieta como medio de prevención de enfermedades y señalan que el consumo excesivo de carbohidratos (la más barata fuente de energía en la alimentación) y de azúcar se asocia a la incidencia de enfermedades cardiovasculares.
LAS GRASAS
Las grasas son lípidos cargados de calorías y un tipo de nutriente esencial para el organismo, pero resultan perjudiciales si se consumen en exceso, pues son responsables del sobrepeso, problemas cardiovasculares y respiratorios, colesterol alto, hipertensión arterial y mala circulación sanguínea.
EL CONSUMO DE AZÚCAR
Estudios epidemiológicos también atribuyen una mayor frecuencia de estas dolencias en los países industrializados al al alto consumo de azúcar y harinas refinadas.
La azúcar blanca proporciona energía, pero no nutrientes (vitaminas, minerales, fibra o fitoquímicos antioxidantes), es decir, nos provee calorías vacías; por eso, los organismos internacionales recomiendan que su consumo represente entre 10 al 15 % de la ingesta total de energía (≈ 25 g de azúcar en 1 000 kcal, 2 cucharadas soperas rasas al día).
Además, dentro de los factores que favorecen el desarrollo de las caries dental (higiene bucal, el binomio consumo-biodisponibilidad del flúor, función salivar, predisposición genética) uno de los más estudiados es el consumo excesivo de azúcares simples.
MEZCLA PELIGROSA
Pero lo más dañino es la mezcla de azúcares y grasas, como se combinan en muchos alimentos refinados y procesados de alta preferencia (pasteles, chocolates, confiterías y otros), cuya ingesta aumenta cuando mejoran las condiciones económicas del país, pero provoca un sobreconsumo de energía por dietas de alta densidad energética y favorece la alteración lipídica, uno de los factores de riesgo para la enfermedad aterosclerótica, principal causa de muerte en el mundo.
POCO CONSUMO DE FIBRAS
A todo esto se le añade el consumo deficitario de fibra dietética, condición que conjuntamente con la ingestión exagerada de azúcares refinadas y grasas, precipitan las llamadas “enfermedades de la civilización”.
CONSEJOS
Una forma de modificar el estado actual de las enfermedades crónicas degenerativas, propias de la actual civilización, es adoptar una alimentación sana, equilibrada, completa y variada, donde brille por su moderación el consumo de grasas, azúcares refinos y carbohidratos.
Veamos algunos consejos de los nutricionistas, para que, como dijo Hipócrates, «que la comida sea tu alimento y el alimento tu medicina.»
1.- Adopta una dieta sana: rica en fibra dietética y baja en azúcares, en grasas y alimentos refinados.
2.- Consume frutas frescas y naturales, pescado, carnes magras y blancas.
3.-No agregues azúcar a la leche o a los jugos de frutas, limita su consumo en las infusiones (café, té) y evita la ingestión de dulces entre las comidas.
4.- Prefiere la miel antes que la azúcar y si decides utilizarla trata que se integral (turbinada) en lugar de refinada (blanca).
5.-Evita los alimentos fritos, los snacks y los aperitivos salados, los cereales azucarados o procesados (sustitúyelos por cereales integrales, ricos en fibra).
6.- Reemplaza las harinas blancas por las integrales y los helados y jugos industriales por los artesanales.