Naomi Kawasse, la más importante directora japonesa, volvió a mostrar las razones del apego incondicional que le tiene Cannes, no es gratis.
José Rafael Sosa
La más destacada de la directora de cine de Japón, Naomi Kawasse, volvió a lucirse en Cannes, con una tierna y efectiva historia de tolerancia y amor incondicional. La directora es una de las más apreciadas por los jurados de Cannes desde hace 10 años cuando ganó Palma de Oro con su drama El Bosque de Luto.
En esta edición 2017 de Cannes, la novelista y cineasta, presenta en la sección Un Certand Regart (Una cierta Mirada) una singular historia de amor con “Hikari”, tejida con la sencillez impecable de un ritmo constante, penetrante y de cuando menos cinco giros argumentales, gerenciados con una precisión imaginativa, sorprendente y calculada.
La historia no puede ser más simple: su protagonista. Misako (Chihiro Otsuka) una joven apasionada que se dedica a leer versiones cinematográficas para ciegos y en en una proyección conoce a Masaya, (Mantaro Koichi) un fotógrafo mayor que está perdiendo lentamente la vista. Nace entre ellos una historia de amor que le enseñará a ver el mundo invisible hasta ahora para ambos.
Tiene Kawasse un acierto en dar solución emotivamente compleja a partir de una plataforma situacional simple: la que parte de una relación amorosa entre un hombre y una mujer, pero a quienes ata, como novelista de éxito, a una serie de condiciones que singularizan la relación y permite que cuanto se desprenda de ella nos encandile, alejada su cámara de todo sentido morboso o sensacional.
La cineasta, el punto femenino más alto de la industria del cine japonés, tiene gracia intelectual y la aprovecha para ratificar el sitial que se ha ganado como “mujer mimada de Oriente, en Cannes” como muchos la han de llamar.
La excelencia de la fotografía y la edición quedan como consideraciones fuera de toda duda, para recibir de los talentos una descarga actoral intensa y auténtica. Hikari es exotismo fílmico de la cotidianidad. Una mujer aplaudida por su denso filón creativo.
Su obra
Con más de 20 años de logros y reconocimientos en Festivales de todo el mundo la realizadora japonesa Naomi Kawase es una de las más importantes de su generación.
Kawase es originalmente fotógrafa, arte que marca su trabajo filmico. Sus producciones son mezcla de géneros (documental, diario, relato íntimo, video de artista, meditación, poética, autobiografía, ensayo).
Su obra gira en torno a la vida íntima, la búsqueda de los orígenes y de la identidad con sus ausencias, sus ciclos y rituales.
Sus primeras películas son documentales partiendo de su propia vida, la búsqueda de su padre, que la abandonó de pequeña (En sus brazos), su tía abuela que la cuidó de pequeña (Katatsumori) y su embarazo y parto (Tarachime).
En Tsuioku no dansu (La Danza de los recuerdos) a petición del fotógrafo y editor Nishii Kazuo enfermo de cáncer, filma sus últimos momentos.
En el año 2000 Hotaru se estrenó en la sección competitiva del Festival de Locarno, donde obtuvo el Premio Fipresci y el Premio CICAE.