NUEVA YORK (AP) — Kevin Durant solía preocuparse de cómo jugaría.
No había tenido motivo para inquietarse por ello en años. Se convirtió en el Jugador Más Valioso de la NBA, fue campeón en dos ocasiones y se consagró como un explosivo anotador que podía aportar 25 puntos en un mal día y 45 en uno bueno.
Pero eso fue antes de una de las peores lesiones que puede sufrir un basquetbolista. Ahora, 18 meses después de que se rompió el tendón de Aquiles, Durant finalmente está listo para jugar con los Nets de Brooklyn.
Y nuevamente tiene razones para dudar si será uno de los mejores jugadores.
“¿Quién sabe?”, dijo el martes. “Creo que debo ver cómo me siento en un partido real de la NBA”.
No ha disputado ningún encuentro desde el quinto de la Final de la NBA en 2019, cuando cayó al suelo en el segundo periodo. Fue su último duelo con Golden State. A eso le siguió una operación y poco después decidió firmar con los Nets junto a su amigo, el también astro Kyrie Irving.
Con este dúo, además de un talentoso plantel, los Nets tienen oportunidad de convertirse en uno de los mejores equipos de la NBA. Pero eso dependerá de cuán rápido puede Durant recuperar su forma —si es que lo consigue.