El drama dirigido por el suizo Edward Berger y escrito a cuatro manos por los guionistas germanos Jean-Pierre y LucDardenne , demuestra que en cine no has temas pequeños, sino talentos y enfoques fuera de lo ordinario.
José Rafael Sosa
La décimo octava Muestra Internacional de Cine de Santo Domingo abrió anoche pantallas en Fine Arts Novo Centro de Caribbean Cinemas, dedicada a Alemania, con un ceremonial en que se recordaron su fundación por Arturo Rodríguez Fernández.
La cinta de apertura fue Jack, un drama familiar alemán sorprendente por el manejo y eue pudo haber sido un culebrón telenovelesco más y que, en cambio, se trastocó en una joya del cine moderno que ha logrado triunfos en festivales de primera línea en todo el mundo.
Félix Manuel Lora, uno de los directores del evento, en sus palabras de presentación de la Muestra, que auspicia Mercasid a nombre de sus marcas Crisol y Mazola, ha creado una generación de cinéfilos.
Indicó que el grupo organizador ya es una fundación cultural que ha contribuido a la cultura cinéfila del país, adaptada a los cambios tecnología del 35mm al digital, y manteniéndose fiel al principio que estableció Rodríguez Fernández: ofrecer lo mejor del cine mundial de arte al público dominicano.
Jack ¡Bravo!
Jack tiene mucho que enseñar a quienes, con condiciones para hacer cine, adolecen de los conceptos para desarrollar proyectos de cine que trasciendan lo local, produzcan o no buena boletería.
La película de apertura, dirigida por el suizo Edward Berger, con un guión escrito por los germanos Jean-Pierre y Luc Dardenne y plasmado con una destreza que linda con lo genial, al evitar las trampas lacrimógenas del cine que reivindica la telenovela ordinaria.
Jack atrapa el espectador desde su primera toma, a pesar de lo reiterativo de algunas situaciones que se repiten más de una vez. Muchas de sus escenas secuencia se pudieron haber acortado y algunas, simplemente eliminarlas para llevarla a 90 en lugar de los 103 minutos que se mantiene en pantalla. Pero es una obra de arte audiovisual incuestionable por lo demás.
Un tema simple y ordinario: el “mal comportamiento” de un pre-adolescente que lleva a la madre a permitir que sea llevado a una escuela reformatorio, de la cual se escapa.
Jack es una cinta de afectos de hermandad verdaderos, de consistencia emotiva, de denuncia del deterioro familiar, pero su principal virtud es hacer sus planteamientos con una economía visual y una efectividad estética que se refuerza por la actuación del protagonista de 10 años, un chico llamado Ivo Pietzcker, que tiene a todo el mundo preguntándose cómo pudo haber logrado la intensidad que evidencia y que hasta duele a quien ocupa la última butaca del cine.