Cooperstown (EE.UU.). (EFE).- La actividad volvió al recinto sagrado del béisbol profesional de las Grandes Ligas con la celebración este miércoles de la ceremonia de introducción al Salón de la Fama de Derek Jeter, Larry Walker, Ted Simmons y el fallecido Marvin Miller como nuevas leyendas del béisbol estadounidense.
La ceremonia, considerada como la más esperada en la historia del Salón de la Fama de las Grandes Ligas, finalmente se completó en medio de un ambiente excepcional de entusiasmo y un tiempo soleado que ayudó a tener un marco único.
Mientras que entre los invitados especiales también estuvieron presentes dos leyendas del baloncesto profesional de la NBA, que también están inmortalizados en su respectivo Salón de la Fama, como fueron Michael Jordan y Patrick Ewing, que llegaron para darle su apoyo a Jeter.
El escenario -el amplio jardín del Clark Sports Center, a una milla del sagrado Salón en Cooperstown- recuperaba la tradición de un día de mitad de semana, en septiembre, volvió a reunir a la familia del deporte pasatiempo nacional después del paréntesis del 2020 provocado por la pandemia del coronavirus.
Pero luego de la larga esperada, la exaltación de Jeter, Walker, Simmons y el fallecido Miller pudo realizarse por todo lo alto.
Directivos del Salón de la Fama, residentes de Cooperstown y, por supuesto, seguidores de los Yanquis, habían pasado años apuntando a la segura elección de Jeter en el grupo del 2020 como un catalizador que llevaría un número récord de visitantes a la ceremonia de exaltación.
Walker, por su parte, pasó el máximo de 10 años en la boleta de la Asociación de Escritores de Béisbol de Estados Unidos (BBWAA) antes de finalmente recibir el llamado al Salón.
Mientras que Simmons fue seleccionado por Comité de la Era Moderna del Béisbol 31 años después de su retiro.
La pandemia de covid-19 obligó a ajustar todo lo anterior y hacer la espera un poco más larga. Cuando llegó el momento del evento, el estrado lucía tristemente distinto.
Nada menos que 10 miembros del Salón de la Fama fallecieron desde la última reunión en Cooperstown en julio del 2019.
Pero el brillante sol fue un bálsamo, y la gran cantidad de visitantes fueron la inequívoca de señal del regreso a lo que hace de este evento una parte integral del calendario de la temporada de Grandes Ligas.
También se dio el estreno de un nuevo presidente del Salón, Josh Rawitch, quien sucedió el mes pasado a Jeff Idleson, quien había vuelto al cargo de manera interina durante la primavera.
Rawitch, exejecutivo de los Dodgers de Los Angeles y de los Diamondbacks de Arizona con 27 años de experiencia en múltiples aspectos del negocio del béisbol, trae una enorme cantidad de vivencia en el plano internacional.
Eso incluye amplios recorridos personales y profesionales por América Latina y el Caribe, donde en calidad de reportero y luego ejecutivo de equipos y de las Grandes Ligas tuvo protagonismo de alto nivel en eventos de la talla del Clásico Mundial de Béisbol y la Serie del Caribe.
Con su sólido dominio del idioma español y su historial en el béisbol en sentido general, Rawitch está bien consciente de la ola de calidad latinoamericana que ha llegado al Salón en la última década y el rico talento que va en camino a Cooperstown en los próximos años.
De hecho, cuando el extoletero Edgar Martínez fue elegido al Salón de la Fama en el período 2018-19, se convirtió en el inmortal de Cooperstown con más partidos jugados como bateador designado con una placa dorada en el pequeño pueblo del estado de Nueva York.
La leyenda boricua de los Marineros jugó 1.403 de sus 2.055 encuentros de Grandes Ligas como designado, para un 68,27%. Los inmortales que siguen a Martínez en ese sentido son Harold Baines (58,06%), Frank Thomas (56,42%) y Paul Molitor (43,76%).
En el 2021-22, el dominicano David Ortiz aparecerá por primera vez en la boleta de la Asociación de Escritores de Béisbol de Norteamérica (BBWAA), tras su retiro en el 2016.
Ortiz es el líder de todos los tiempos en la historia de Grandes Ligas desde el puesto de designado en hits (2.191), jonrones (485) y empujadas (1.569), jugando 2.027 de su total de 2.408 encuentros en las Mayores en dicho papel, para un 88,17%, de largo el mayor porcentaje en los anales de las Grandes Ligas.
Mientras que Jordan, que también llegó a la competición del béisbol profesional por tres temporadas y jugó con los Medias Blancas de Chicago, pero fue la gran leyenda de la NBA con seis títulos de liga, Jeter era su contraparte estelar en las Grandes Ligas con los Yanquis al conseguir cuatro Series Mundiales entre 1996-2000 y una más en 2009.
Mientras Jeter defendía el campo corto en el Bronx, Ewing estaba jugando en el Madison Square Garden con los Knicks, en una carrera en Nueva York que terminó en la temporada 1999-2000.
Entre otros de los reconocimientos en Cooperstown, el miembro del Salón de la Fama, Reggie Jackson, se presentó en el escenario vistiendo una camiseta de los Yanquis con el número “2”.
Junto a Jackson, el boricua Bernie Williams, compañero de Jeter en los triunfos de los Yanquis, también estuvo presente en la ceremonia, pero esta vez para interpretar con su guitarra, de manera brillante, el himno nacional.