El asesor energético denuncia pérdidas estructurales en las EDE y llama a una reforma urgente para mitigar el impacto cambiario
SANTO DOMINGO, julio de 2025. La reciente apreciación del dólar estadounidense ha encendido las alarmas en el sector energético dominicano. José Balaguer, dirigente reformista y veterano asesor en temas eléctricos, advirtió que la escalada del tipo de cambio tendrá efectos inmediatos y profundos en el sistema eléctrico nacional, encareciendo la generación, ampliando las pérdidas financieras de las Empresas Distribuidoras de Electricidad (EDE) y tensionando aún más el presupuesto público.
En declaraciones ofrecidas a medios especializados, Balaguer detalló que durante el período 2024–2025 las distribuidoras adquirieron energía a un costo promedio de US$0.25 por kilovatio-hora, mientras que la tarifa regulada de venta al consumidor ronda los US$0.17/kWh. Esta diferencia de 8 centavos por cada kilovatio comercializado representa un subsidio directo del Estado, sin contabilizar aún las pérdidas técnicas ni la energía que no se cobra.
“Esta brecha estructural —agravada por el aumento del dólar— hace inviable el modelo actual. Estamos frente a un sistema que requiere subsidios superiores a US$1,500 millones al año, de los cuales al menos el 70 % está directamente vinculado a variables dolarizadas como combustibles importados y contratos PPA”, puntualizó Balaguer.
Un sistema con pérdidas que superan el 40 %
Las cifras reveladas por el experto son contundentes: las EDE operan con pérdidas técnicas y comerciales de entre 37 % y 42 %, resultado de una combinación de robo de energía, redes obsoletas, débil fiscalización y escasa inversión en infraestructura. Este desequilibrio —calificado por Balaguer como una “herida estructural”— obliga al Estado a transferir ingentes recursos cada año para evitar el colapso del sistema.
Según sus estimaciones, cada peso que sube el dólar frente al peso dominicano genera un incremento de hasta RD$1,050 millones en gasto público, es decir, entre US$15 y US$20 millones adicionales en subsidios, dependiendo del volumen de generación y consumo durante el período.
Reforma urgente: propuestas para una transición energética sostenible
Frente a este panorama, Balaguer propuso una agenda técnica y realista que incluye cuatro ejes clave:
1. Modernización de redes de distribución:
Renovar el sistema eléctrico para disminuir pérdidas técnicas, priorizando inversiones en zonas con mayor índice de fugas y robo de energía.
2. Gestión eficiente en las EDE:
Profesionalizar y despolitizar la administración de las distribuidoras, con énfasis en la recuperación de energía no cobrada y la aplicación de controles efectivos.
3. Impulso a las energías renovables con almacenamiento:
Acelerar la transición hacia proyectos solares con baterías, que permitan reducir la dependencia del dólar, abaratar costos y sustituir gradualmente las plantas térmicas importadas.
4. Reforma del esquema de subsidios:
Rediseñar el modelo de subsidios para que esté focalizado en usuarios vulnerables, evitando subsidios innecesarios a sectores con capacidad de pago.
“No se trata de ignorancia, se trata de voluntad. Todos sabemos qué hay que hacer, pero hace falta decisión política y sentido de urgencia. Mientras sigamos atrapados en este modelo ineficiente, el Estado tendrá que sacrificar recursos vitales para salud, educación e infraestructura”, concluyó Balaguer.
Un llamado al liderazgo nacional
El diagnóstico de Balaguer no es nuevo, pero sí oportuno. En un contexto donde el tipo de cambio impacta de forma transversal la economía, el sistema eléctrico se convierte en uno de los eslabones más sensibles y costosos. Para el asesor energético, lo que está en juego va más allá de las finanzas del sector eléctrico: está en juego la capacidad del Estado para cumplir con sus deberes sociales más fundamentales.