AP, FLORIDA.- El comisionado de la NBA Adam Silver reconoció que tenía dudas de que esto fuera posible, igual que algunos jugadores. Las protestas contra las injusticias raciales estallaban en todo el país y el índice de positivos por coronavirus continuaba incrementádose en Florida hace tres meses cuando la NBA se mudó a Walt Disney World.
La NBA lo llamó un campus, todos los demás lo bautizaron como la “burbuja”. No era difícil pensar de que sería cuestión de tiempo para que surgieran los problemas.
Esto no ocurrió. La NBA disputó los partidos y mantuvo el coronavirus a raya. Los jugadores encontraron el equilibrio entre sus obligaciones con el baloncesto y sus responsabilidades sociales.
La temporada, que ha durado más de un año y ha resultado difícil en todas las formas imaginables, está llegando a su fin. Los Lakers de Los Ángeles tienen ventaja de 3-1 en la final ante el Heat de Miami con la posibilidad de asegurar el título el viernes, en el quinto partido.
“El trabajo no está terminado”, advirtió el alero estelar de los Lakers LeBron James.
Está en lo correcto de muchas formas. La NBA llegó aquí para coronar un campeón y eso no ha ocurrido. Los jugadores llegaron para utilizar su plataforma en la lucha contra la inequidad racial y la supresión de los votantes, un esfuerzo que continúa. Y sigue la pandemia de coronavirus, sin un final a la vista.
Fuera de la burbuja, los problemas continúan.
Dentro de la burbuja, no todo ha sido perfecto ni fácil. A veces tampoco fue divertido.
Pero funcionó.
“Yo quería que todos tuvieran la perspectiva de lo difícil que es esto, de lo extraordinaria que es una experiencia así”, dijo el entrenador de Miami, Erik Spoelstra. “Hemos sido parte de esta burbuja, hemos estado aquí durante más de 80 días, hemos sobrevivido a todo esto y ganado el derecho de competir por un título de la NBA”.
Cuando los Lakers llegaron a Lake Buena Vista, había ya 22 equipos en la burbuja, más de 1.300 personas en total. Los integrantes de los conjuntos residían en tres hoteles distintos y se encontraban ocasionalmente.
Se han observado parámetros de distanciamiento social y se han seguido protocolos que incluyen pruebas diarias de diagnóstico.
Confinados en la burbuja, los jugadores no pueden retirarse temporalmente a casa, para buscar el consuelo de sus familias tras una derrota, manifestar sus frustraciones o recargar las baterías. En cambio, han podido charlar entre sí sobre un tema prioritario: la justicia social.
Los basquetbolistas blancos hablan de por qué es importante el asunto. Los de raza negra hacen lo mismo, algunos a cada oportunidad.
Sólo siguen dos equipos en pie, y continúan mencionando los mismos temas. Bam Adebayo, del Heat, termina cada sesión con la prensa pronunciando el nombre del movimiento “Black Lives Matter”. Lo hace porque cree que el país necesita todavía ese recordatorio.
“Lo que es importante para nuestros jugadores es importante para nosotros, pero no sólo fueron los jugadores”, dijo Silver. “Los jugadores lo saben y la comunidad de la NBA lo sabe, hay una larga historia en la liga en la lucha por la justicia social, la equidad racial. Parece apropiado”.
Colocaron la frase ‘Black Lives Matter’ en la cancha, en las camisetas. Cuando los jugadores creían que el mensaje no estaba llegando decidieron parar de jugar —detuvieron los encuentros durante tres días en la postemporada. Algunos jugadores estaban dispuestos a irse a casa y dejar en claro el mensaje. La campaña casi se derrumba tras una reunión de tres horas.
“Me iré a la tumba sin olvidar un solo segundo de aquella reunión con los jugadores”, dijo Michele Roberts, directora general del sindicato. “Vi su pasión. No fue algo como decir: ‘Aquí hay un pretexto para irnos a casa porque nadie quiere estar en la burbuja’. Su pasión y deseo de hablar sobre si querían hacer lo correcto o cómo podían lograr algo dejó claro que deseaban rugir y saber si lo estaban haciendo desde la montaña correcta”.
Los basquetbolistas sienten que han progresado, pero sólo en algunos aspectos.
Buena parte de los jugadores de la liga con derecho a votar están ahora registrados para hacerlo. Es una situación muy distinta a la observada hace tres meses.
Más de la mitad de las arenas de la liga se usarán como centros de votación o se involucrarán en el proceso mediante iniciativas de registro de electores.
Pese al éxito en la burbuja hay muchas incógnitas.
El coronavirus llevó a un parón de cuatro meses y medio e interrumpió la campaña y les costó a la liga y a sus jugadores cientos de millones de dólares. Mucha gente que trabajaba alrededor de la NBA perdió su empleo. No hay que olvidar, las huellas del virus se mantendrán de muchas formas la próxima temporada.
Pero por ahora, la NBA hizo su trabajo y salvó la campaña, en la que el premio al jugador más valioso (MVP) podría ser para la propia burbuja.