El 2018 trae numerosos desafíos para afrontar en términos geopolíticos. Algunos países iniciarán su resolución o entrarán en una senda que prevé modificaciones, y otros deberán esperar a que se resuelvan contradicciones fundamentales en la sociedad planetaria.
En este artículo, sustentados en el Geopoder como disciplina analítica, se indica algunos de ellos y los hechos que posiblemente ocurran en este nuevo año.
Cabe señalar que las predicciones son tendencias posibles de materializarse acorde con un serio análisis de factores objetivos que guían hacia dicha hipótesis. No son profecías (puesto que éstas no poseen base lógica ni sistemática de investigación), sino juicios hacia el futuro presente, fundamentados en la dialéctica realidad internacional actual en el campo del poder.
Fenómenos naturales y salud
El aumento extraordinario de la temperatura en el planeta y la intromisión de transnacionales, han determinado un cambio en la naturaleza y alterado de modo inclemente la salud humana.
Respecto a la naturaleza, ésta se verá afectada por un incremento de huracanes, terremotos, erupciones, tsunamis, olas extremas de calor y frío, lo que causará tragedias inmensurables. Así mismo, pese a los avances científicos en la medicina, el cáncer en sus diferentes manifestaciones junto a otras enfermedades, contribuirá a la muerte de miles de personas, acrecentado por las condiciones sociales, de tensión o estrés, urbanas, toxicológicas y ambientales.
El declive de EE.UU.
La política oficial del régimen estadounidense, fundado históricamente en la violencia, chantaje y coacción, no cambiará, por lo cual su descenso interno y externo será manifiesto.
La soledad del gobierno ante la imposición de Al-Quds como capital de Israel y el apoyo del orbe a Cuba rechazando el bloqueo, la financiación permanente a las bandas terroristas, la crisis económica y social en la nación intensificada por divisiones raciales, étnicas y políticas, las derrotas militares en Siria, Afganistán y otras, contribuirán decisivamente al eclipse. Pese a su obstinación y actos de guerra, el descenso de su poder en Medio Oriente y en otras regiones mostrará su debilidad.
Surgimiento de movimientos progresistas y la consecuente represión en América Latina
Este año dejará al desnudo el conflicto entre soberanías e injerencias. La intervención de las potencias EAIF (Estados Unidos, Alemania, Inglaterra, Francia), seguirá vigente en todos sus espacios geopolíticos, aunque detenida en parte por las naciones soberanas.
Argentina, Brasil, y decididamente Venezuela, serán objeto de una inversión billonaria para continuar la privatización absoluta en los dos primeros y la política de desestabilización en el último. La aprobación del régimen estadounidense a diversos gobiernos dictatoriales o de concentración del poder incentivará la respuesta popular. Honduras seguirá en una conflictiva situación y los intentos de nuevas elecciones no serán aceptados por el presidente actual, Juan Orlando Hernández; Guatemala proseguirá en la misma tónica represiva; Argentina y Brasil insistirán en impedir proyectos alternativos al utilizar el aparato judicial. Por su parte, el Frente Amplio chileno, que no apoyó al oficialista Alejandro Guiller en una decisión ideológica clara, postulará a nuevos procesos con mayor fortaleza.
Las próximas elecciones presidenciales en Brasil, Venezuela, México, Colombia, Paraguay y Costa Rica, además del recambio de mandatario en Cuba, podría permitir sorpresas en el mando tradicional en países neoliberales.
Venezuela, con un gravísimo bloqueo y apoyo total del Pentágono a la vía violenta, pondrá la próxima elección a la presidencia del país en alto riesgo en la medida que la educación al pueblo se detenga y no se estabilice el consumo nacional.
Tensión EE.UU. con Rusia y China
Este nerviosismo se extenderá, pues la concepción del Destino Manifiesto sustentado por el régimen estadounidense seguirá en ascenso, independientemente de declaraciones públicas que pudieran manifestar lo contrario.
En la medida que Rusia y China continúen su alianza en la ONU, en la política internacional, apoyando movimientos liberadores o naciones que no deben ser avasalladas por el poderío de la nación norteamericana, la tensión se acrecentará, aunque no llevará a un enfrentamiento directo, excepto que Donald Trump y sus patrocinadores así lo determinen.
Vida Extraterrestre y lucha por el espacio
Cabe mencionar que las recientes noticias sobre ufología esconden una tenaz lucha por el espacio en todas sus dimensiones, la que se incrementará de modo intensivo.
Las recientes advertencias del ex jefe del Programa de Identificación de Amenazas Aeroespaciales Avanzadas del Pentágono, Luis Elizondo, aseverando la existencia de ovnis y alertando de contactarse con ellos, demuestran la importancia del tema y la necesidad de desviar la atención y posiblemente ocultar que se está trabajando intensivamente en crear armamento y tecnología para controlar a quienes amenacen presuntamente a la nación.
Misiles de ultra precisión, sistemas de detección temprana, investigación avanzada, cohetes tripulados al exterior, redes de comunicación y obstaculización, radares multifuncionales, producción industrial de material de alta resistencia, etc., comprenden parte del proyecto espacial.
Finalmente, en este 2018 el mundo entrará en una fase de confrontación más aguda, que no será resuelta aún debido al equilibrio de poderes entre el mundo capitalista dirigido por el complejo militar-industrial-mediático-financiero y las naciones alternativas. Sin embargo, estará marcada por el declive del régimen estadounidense en cuanto a su dominio internacional, aunque acentuará los conflictos internacionales para demostrar algún grado de fuerza, sin comprender que el diálogo y el comercio equitativo son fórmulas maestras de la diplomacia y el buen vivir entre los países. Estarán en su mira Irán, Corea del Norte, Rusia, Venezuela, China, Siria, Donbás, entre otros, aunque probablemente no logrará control alguno sobre ellos.